Producir en Córdoba II - Mario Carnerero

Que haya gente que se identifique con lo que uno escribe o hace, que lo comparta y que se discuta, también puede considerarse como un éxito si el parámetro para medirlo es la creación de cierto sentido de conciencia sobre la situación actual de la música en Córdoba, y específicamente con objetivos como los de éstos encuentros: preguntar, escuchar, tratar de entender, aprender. Por lo tanto, quiero ser agradecido y no dejar de reconocer a todos los que se tomaron el tiempo para leer y compartir el artículo anterior con Alejandro Di Rienzo de 440 Estudio que, si alguien lee desde ahora, lo pueden encontrar en el siguiente enlace:


Siguiendo con las mismas intenciones, las de dar a conocer a las personas que muchas veces le ponen el pecho y pasan mucho tiempo trabajando para que un proyecto salga a la luz con todo lo que conlleva, me acerqué nuevamente a 440 Estudio.

Me encontré tomando un café y hablando largo y tendido con una persona tan profesional como grosa y humilde al mismo tiempo, con muchísimo para decir sobre su experiencia. Utiliza el estudio como plataforma principal de expresión, donde acerca sus laburos personales y lleva adelante todos los proyectos que le son confiados con soltura.
Estoy hablando del protagonista de la nota de hoy, Mario Carnerero.

Mario es músico, guitarrista, productor y Guitar Dr. Entre los proyectos que lo cuentan en sus filas como Guitar Dr. tenemos bandas como: The Morning Commutes, Malos Pensamientos, Extraña Sociedad, Ánima Terra, Odoghan, Podría Haber Muerto, Aloven, Río, Mauro Bornancini, Karpo, Áurica, Ximetría, David Rolón, Vander, Dionisio Busca La Salvación, El Séptimo Árbol, Alteroide, y la lista sigue. Como productor trabajó con Optio, Malos Pensamientos, Extraña Sociedad, Odoghan, Pieles y Dionisio Busca la Salvación (a quiénes también asistió en la mezcla). Además mezcló el single “Tengo una Canción” de The Greets y el disco “Abril” de El Séptimo Árbol, y también “Cosas Que Hacer Cuando Me Dejes” de Dionisio Busca la Salvación.

Durante las próximas líneas les prometo una charla que me mantuvo al borde del sillón durante toda la nota.
  • ¿Tenés algún laburo con el que te hayas enamorado, que quieras rescatar?
En general si es por rescatar, de todos los laburos tengo algo. A la distancia, le debe pasar a todos, volvés a escuchar lo que hiciste y pensás: “A esto si lo tuviera que volver a hacer, lo haría de otra manera”, pero lo importante es la foto del momento. De todos los laburos tengo cierta cuota de orgullo y también de autocrítica, porque hay que ser consciente de las cosas que nos hubieran permitido hacerlo mejor; pero las circunstancias de cada producción hacen que algo se determine de tal manera y está bueno concebirlo así; como algo que también tiene una cuota azarosa que se define y se concreta. Así son los discos.

No se podría hacer dos veces la misma grabación, todo es diferente y contextual. Cuando se pierde una toma, la que sigue puede estar buena pero nunca va a ser igual que la anterior o la que sigue.

Empecé en el mundo de la música tocando mucho tiempo en una banda que se llamaba “Ojos de Piedra”. En esa banda estuve 13 o 14 años, aproximadamente, y siempre estuve del otro lado del control. Sufrí desde el lado del músico y eso me sirvió mucho a la hora de estar del lado del Control Room, para entender todo lo que le pasa o lo que está viviendo el músico ante la situación de la grabación. Sé lo que le pasa en la cabeza, la ansiedad, los nervios, las cuestiones internas, los aspectos musicales; entiendo también lo que le pasa a nivel económico al músico que por ahí hace un esfuerzo muy grande para concretar una grabación… y todas esas condiciones hay que tenerlas en cuenta cuando producís un disco.

Cuando “Ojos de Piedra” estaba frenando produje un disco de “Optio” que se llamó “Sketches”. Ese disco lo grabé acá y a través de ese laburo entablé muy buena relación con 440. Después me largué a producir lo demás. Me ayuda mucho estar trabajando en un ambiente en que me siento cómodo, muy a gusto y que conozco cómo funciona.

Paralelo al rol de productor, mi papel alternativo tiene que ver con ser Guitar Dr. Siempre me interesó el audio de viola y me parecía crucial tener en cuenta todas las texturas que se pueden generar en el audio de guitarra a la hora de dar carácter a un disco o una canción. A nivel sensorial me parece que, así como un acorde menor te transmite una sensación o una emoción, las texturas y el sonido (del instrumento que sea) te generan lo mismo. Y yo como guitarrista traté constantemente de estar muy atento a que cada textura iba a darle un color al disco, la cual era muy importante tener identificada.

Que cada eslabón de la cadena tiene una posibilidad de seteo que ayuda a contar algo a través del sonido…

Claro, que no sea nada echado totalmente a la suerte, onda “Bueno…conecto la viola y el ampli, y chau, grabemos”. Entender que hay una búsqueda de sonido y sobre todo en las bandas donde hay más de una guitarra… En esos casos es necesario que cada uno de los guitarristas tenga una identidad propia, para que juntos le den una sonoridad a la banda; que tengan en claro que son personas diferentes, que tocan diferente y que el audio parte desde ellos. Desde ese concepto comprendí que el audio es personal. Siempre les digo a las bandas que traten de diferenciarse, no se compren lo que vieron en un foro que usa tal violero, porque no les va a resultar. Ese violero hace funcionar ese set en función de lo que él toca y cómo lo toca, como ajusta el equipo, los pedales, etc.
  • ¿Nunca te dijeron en una preproducción o arreglando los temas “yo quiero sonar como tal…”? Suele ser una pregunta o idea recurrente…
Si, y les digo: “Bueno, amputemos las manos y la cabeza del otro y las cambiamos…” (Risas). A veces a los guitarristas les cuesta entender que el audio es propio, porque uno se enamora del sonido referencial que tiene en la cabeza. Me parece que lo mejor que le puede pasar a un músico en instancias de grabación es animarse a generar un audio propio y entender que el mismo set puede sonar súper diferente en las manos de cualquier otra persona, y que cada uno tendrá un criterio distinto; pero también, aún siendo la misma persona, con el paso del tiempo ese criterio puede cambiar. Por eso los discos de un año con respecto al disco que se graba 3 años después tienen cosas que cambian porque la persona cambió, cambió sus pedales o los usa de un modo diferente, y lo mismo con su amplificador o con su guitarra… Quizás simplemente quiere cambiar y sonar de otra manera… Está bueno que pase, y animarse a probar.


  • Tanto en el laburo de Guitar Dr como el de Productor, ¿Qué es lo q más encontrás? ¿Gente que hace de más o gente que hace lo justo?
Me encuentro con dos problemas que son comunes. Primero el tema del instrumento que no llega en condiciones. Te encontrás con un violero que llega a grabar y los cables de la pedalboard son de baja calidad, todos los potes de la viola meten ruido, la viola también, el amplificador que trae es prestado y no tiene idea cómo funciona porque se lo dieron el día anterior y además no tiene idea cómo funciona con su set…

Y encima después empeora, porque el aproach de  la grabación es muy cruel, te deschaba todo…¿No?

Totalmente, aparte hay algo que por ahí hay que entender: Lo importante es lo que termina sonando en el monitor del Control Room, que es lo que va a quedar en el disco, y no tanto lo que ellos creen que suena en la sala. Si el equipo suena bárbaro en la sala, pero mal en el monitoreo…eventualmente habrá que hacer las correcciones y ajustes necesarios a nivel microfoneo, probar otra posición o llegar a retocar un ajuste del equipo como para que el audio que deseamos sea el que suena en el Control.
  • Considerando esto último ¿Los hacés grabar en el Control Room o adentro de la sala?
Yo soy partidario de que, en la medida que se pueda, se grabe en vivo. Sobre todo priorizando la conexión de la banda. A veces pasa que si no están conectados después se enfría la situación. Mi plan ideal es por lo menos una guitarras bases, el bajo y la batería en vivo. Después a partir de eso puedo hacer un montón de cosas: hacer overdubs, agregar líneas de guitarra, doblar partes, puedo hacer un reamp, de todo. Pero sí me gusta tratar de laburar lo más real posible en ese sentido, que lleva un tiempo de preparación de preproducción por supuesto, donde tienen que estar ajustadas un par de cosas; lo que a su vez te lleva a analizar después “¿Es el audio que buscamos? ¿Estamos todos conformes? Ok larguemos”, y no grabar porque sí. Tomarse el tiempo, revisar todo a nivel técnico y  si el audio garpa y si es que la canción requiere.


Porque además eso queda en el disco, aunque ahora haya posibilidades de hacer recalls, de mezclar de nuevo, etc…lo que también implica otros costos.

Sí. A veces la falta de preparación hace que los músicos gasten de más. Yo trato de que cada instancia del disco se respete, porque volver a la etapa anterior para corregir cosas implica pérdida de plata y tiempo.

Y de ganas también…

Exactamente. Si grabaste mal, la mezcla no te va a salvar. Si mezclaste mal, el mastering tampoco te salva. Cada una de las etapas tiene que estar totalmente concretada para poder pasar a lo que sigue. Es contraproducente para un disco que la producción se haga eterna.
  • ¿Cuánto es el tiempo que vos considerás adecuado para terminar un disco?
Y, para mí, lo ideal es que un disco se concrete en un tiempo de 3 a 5 meses, como mucho. Ese es mi plan ideal, contando desde preproducción y hasta la salida del disco. Para que la frescura no se pierda y porque además la banda quiere tocar las canciones. No podés estar con un repertorio de 11 canciones eternamente porque son las del primer disco y no tener otras debido a que estás grabando hace 3 años. Tenés que ir mostrando algo nuevo; si estuviste todo ese tiempo grabando, las canciones ya dejan de ser nuevas. Pero son diferentes procesos, cada uno labura como lo considera mejor. Yo considero ese tiempo, de 3 a 5 meses, como el ideal. Hay discos en los que he laburado durante más tiempo, pero hubiese preferido que la dinámica sea mayor.
  • Volviendo a lo anterior, ¿Cuál es la segunda situación recurrente con la que te encontrás en el estudio?
Lo segundo que sucede es no tener en claro qué hace cada uno en la banda. Es el problema de todos, musicalmente hablando; y a veces se potencia en las bandas que tienen 2 violas, que son bandas que tienen a dos personas tocando un instrumento que suena en el mismo ancho de banda (las mismas frecuencias), entonces hay que laburar para que se complementen y funcionen en un conjunto.

Suele pasar que a veces llegan con el mismo set de pedales, el mismo amplificador y la misma viola… y es difícil hacerlos despegar y que se diferencie el audio personal de cada uno. En esa situación termina pareciendo que una misma persona grabó todas las guitarras, porque no hay variedad de sonido. Es más fácil empezar a producir desde la variedad; cuantas más posibilidades y texturas tengamos para disponer y trabajar, mejor para mí. Cuando laburo de Guitar Dr., también proveo esa variedad tonal porque me parece que esos timbres son los que enriquecen la producción. Sin delirarse y grabar 20 capas de viola, con pocos cambios ya suena muy diferente. Incluso en vivo, las bandas comienzan a pensarlo así y la cosa cambia muchísimo. Es algo tan notorio que apenas lo implementan, lo quieren aplicar para el resto del disco, el vivo, los demás proyectos… Les cambia la manera de concebir el audio, y además el audio condiciona el arreglo musical que se hace. Más allá de que se toque algo diferente entre las violas, hay arreglos que se modifican y los efectos y audios del instrumento te hacen tocar diferente. No es lo mismo grabar por línea y estar imaginando los efectos que pueden ponerse en postproducción, que tocar con el set armado que reacciona diferente de acuerdo a lo que tocás en ese mismo momento.
  • ¿Se graba con los efectos puestos o no?
Es una pregunta que todos se hacen. Son decisiones creativas. Yo trato de grabar todo lo que sé que SEGURO va a ir. Siendo consciente de que son decisiones y que las tengo que tomar. Si un tema requiere phaser y, el violero y yo estamos de acuerdo porque es orgánico y la canción lo necesita, se graba. No me gusta dejar muchas cosas libradas al futuro. Me gusta llegar a la mezcla y tener ciertas definiciones, tener que retocar algo pero no solucionar nada que “no hice antes”.

Que sea para colorear algo…

Claro. Si tocan sin los efectos es como disociar la música. Me gusta hacer una preproducción contemplando todos esos detalles. Me gusta cuando en la banda todos saben qué, cómo y con qué se toca. Tengo que tener cerrado un 80% de lo que va a ir en el disco. Dejamos un margen para corregir o cambiar cosas en el estudio porque puede ser que algún plan no me cierre del todo al momento de grabar y lo replantee si es necesario.

Los músicos tienen que entender que esa visión externa que da el productor no solamente favorece al entorno artístico y musical, sino que también favorece a muchas cuestiones internas de la banda y hace que los recursos se manejen de manera más eficiente: los económicos, el tiempo, organización de producción, agenda de producción, dónde se graba, cómo se graba, qué instancias son, tensiones internas entre intengrantes, laburar a estudio cerrado o no, etc. Cuando esas ideas no están claras, se pierde plata y tiempo.


  • Hasta recién hablamos de tus formas laburando en el estudio. Ahora te propongo hablar de algunas cosas más personales, ¿Cuál es el desafío de tener el rol de productor?
En la producción condicionan muchas cosas, el factor humano desde el productor a los músicos, los fierros del estudio donde se graba, el ambiente, el estado de ánimo, etc. Y siempre al finalizar esa experiencia, los involucrados crecen, en todo sentido.

Creo que lo mejor que le puede pasar a cualquiera es encontrar su método o nutrirse de la experiencia de laburar con los demás; si hay algo que tomás de alguien más y funciona, trato de darle una vuelta de tuerca para hacerlo propio y que me sirva. Cuando laburás en esto, tenés que tener la sensibilidad al 100% y estar atento todo el tiempo de todo lo que suma, y como productor, filtrando lo que resta buscando que el entorno de grabación sea siempre óptimo.

Un trabajo que disfruté mucho fue el de Guitar Dr. para El Séptimo Árbol. Y hubo una situación que nos puso a prueba, porque teníamos que lograr algo que sucedía en un tema específicamente y respondía a una situación que la banda generaba de manera casi accidental en su sala de ensayos. Era grabar el acople de una guitarra clásica generado por una eléctrica que, amplificada, hacía que la acústica acople y eso enchufado a un ampli creaba sonidos muy interesantes. Laburamos un poco, nos tomamos un tiempo en el estudio para experimentar. Finalmente logramos ese audio que buscaba la banda. 
  • ¿Con qué género te sentís más cómodo?
Con todos me siento bien para laburar como Guitar Dr. Sin embargo hay géneros en los que me siento más cómodo para producir… y ahí es cuando es fundamental tener la capacidad de decir “no”, cuando siento que hay algo que sé que no puedo hacer satisfactoriamente. En general, con el género del rock y sus sub-géneros me siento muy cómodo.
  • En relación al desafío de laburar con diversos estilos ¿Qué ideas se pueden usar de un lado a otro? ¿Cómo haces para diferenciar qué ideas van y cuáles no?
Algo que NO podés dejar de hacer escuchar música por un lado (cualquier artista, banda o genero que te llame la atención) y otra es incorporar herramientas nuevas, o adaptarse a lo que va saliendo tanto para estudio como para los músicos (pedales, amplificadores, efectos, plugins, procesadores, etc), de eso no podés estar aislado. Lo que tampoco podés hacer es dejar de encontrar soluciones. Me ha pasado de encontrar ideas y soluciones de otros profesionales; eso uno lo aprende y se lo lleva en su mochila de “trucos” o tips que te pueden servir a futuro.
  • Sos músico también, y sin ir más lejos seguís siendo parte de la escena o la industria si se quiere, ¿Cómo ves la situación de la escena en Córdoba?
Bien, veo que viene en subida. Primero hay un grado de acceso a información que hace 15 años no teníamos. No sólo para pispear cómo se hacen las cosas en un sitio web especializado, en un video de YouTube, los foros y toda esa vorágine de información. Es esa info la que hace que todos los que estamos en el mercado (los que hacen y los que consumen música) nos demos cuenta que ha cambiado la forma de llevar adelante los discos. Hoy se entiende que en un disco participan muchas personas que antes quizás no se contemplaban. Por ejemplo un arreglador, un productor, un técnico, un Drum Dr, un Guitar Dr, etc. No es solamente un tipo que te graba, te mezcla, te da el disco de un tirón… y chau; sino que hoy se está analizando más la situación. Se habla de ¿Qué se graba, cómo, para qué, en qué instancia estamos de la banda, nos conviene grabar un ep o un disco? Y todas esas preguntas han hecho que la escena crezca. Antes era todo más “dale que va”, y en eso lo que más sufría era el audio de las bandas, las canciones y las bandas en sí mismas. Hoy hay nuevos productores y nuevas cabezas, siento que hay una generación muy nutrida y que está constantemente cultivándose. 
  • Por lo menos en lo previo a la comercialización del disco, con todo lo que conlleva, pareciera que se ha avanzado muchísimo y creo que todos los implicados estamos bastante de acuerdo en que hay mucho más movimiento ahora; dicho esto ¿Por qué crees que el sentimiento a veces es desalentador sobre cómo poder vivir de la música?
Hay que encontrarle la vuelta y hay que entender que vivir de la música y tener un Proyecto Artístico no es lo mismo, son dos cosas diferentes. Si yo soy músico y quiero VIVIR DE LA MÚSICA, tengo que entender que tengo que vivir como un profesional que brinda un servicio y ahondar todas las posibilidades que ofrece mi instrumento: asistir a músicos, dar clases, ser sesionista, comercializar instrumentos, hacer instrumentos, trabajar en un estudio, buscar patrocinios, generar eventos… puedo estar en la industria desde un montón de roles.

Ahora, si yo quiero vivir de un proyecto artístico puntual, es otro cantar. Tengo que concebir ese proyecto personal como una pequeña empresa. Si yo le dedico 8 hs diarias a un laburo que no tiene nada que ver con la música durante todo el año, y a mi proyecto artístico le dedico 3 hs. semanales, hay una proporción desbalanceada a nivel inversión. Y si encima a ese proyecto artístico no le dedico recursos para hacerlo crecer (tiempo y plata)… no va para ningún lado. Tengo que invertir para que se conozca, para que suene bien, tener un buen sitio web, buena imagen, si me dicen que es a las 19 hs. tengo que cumplir, no caer dos horas más tarde. Esas cosas te hacen un profesional, más allá de que no te de lo suficiente para vivir de ese proyecto, en una primera instancia.

Por eso creo importante diferenciar lo que es vivir de la música o de un proyecto. Yo creo que las bandas en Córdoba deberían entender también que tocar cada 15 días en la misma ciudad, no es redituable porque es una plaza que se agota.

Si Divididos viene a tocar al Orfeo, y después a los 10 días viene de nuevo al Quality, y a los 15 días otra vez a Captain Blue XL y así cada 15 días… te puedo asegurar que al cuarto show se encuentran con la mitad de público que en el primero. Las plazas necesitan tiempo para renovarse. Hay que encontrar lugares alternativas para tocar. Hay bandas que te quieren vender entradas 7 veces al mes. En Buenos Aires las bandas eso lo tienen recontra claro… Hay un circuito.

Las bandas de Buenos Aires tocan poco en Capital…

Totalmente, yo propondría hacer un pequeño planning y ponerse un objetivo en el que, por ejemplo, toquen en Córdoba cada un mes y medio, o más. En mi momento me pasó, yo también me equivoqué. Después me di cuenta que es fundamental generar un entorno de laburo y una plaza que me permita la rotación de la banda, porque la persona que me puede ver este fin de semana, estadísticamente tiene menos chances de verme 5 veces en 3 meses. La gente necesita acumular las ganas de ver una banda, extrañarla. Necesito darle aire al público para que tenga ganas de volver a verme, no atosigarlos cada dos días en Facebook diciendo “acuérdense que tal día tocamos…” y poner una fotito.

Hay que hablar. Ver cuáles son las radios que pueden pasar mi música, hablar con los dueños de lugares, hacer notas, generar tráfico de contenido (que no solamente es salir por las redes sociales mostrando un ensayo). Hay que generar contenido real… Si voy a tocar a un pueblo o a una localidad cercana, tengo que hacer que la gente se entere que va a ir a tocar una banda que suena de tal manera, hay que sembrar música en una plaza y luego volver. Si no tenés en claro que tenés que volver a esa localidad a tocar, no vayas, ir una vez no sirve. Si no se genera un circuito es como si pretender que Coca Cola se venda únicamente en Villa María, y me estoy perdiendo de muchas personas que a lo mejor les puede gustar. Hay que concebirlo como una pequeña empresa y hacer lo necesario para autogestionarse y salir adelante.
  • A veces es recurrente encontrarse con gente que considera que el virtuosismo es todo en una banda, ¿Te parece lógico?
No, no alcanza. Un músico puede ser un súper virtuoso y tener canciones hermosas, pero si se mueren en el garaje o la sala de ensayo, no tiene sentido. Ahora si es un proyecto que yo hago para mí y me conformo con ensayar bien, sonar bien y tocar cada 3 meses en mi ciudad… fantástico.  Ahora, si yo pretendo que con ese método venga el señor gordo con el diente de oro, el contrato millonario y después de tocar en el bar me espere en la puerta para firmar y salir de gira… no va a pasar. Ese paradigma murió hace años. De hecho hoy las compañías se fijan en cuántas entradas vendiste, cuántos discos previos hay, hace cuánto es estable la formación; etc.
  • Para vos ¿Los músicos de la banda tienen que tener una amistad de por medio?
Si lo son, mejor. Pero por lo menos que entiendan que es un proyecto y un laburo. Me ha tocado tocar con amigos que faltaban a todos los ensayos y yo pensaba “prefiero que no toques más conmigo y sigamos siendo amigos… a mí esta amistad musical no me sirve. Juntémonos a comer un asado, pero necesito un músico que ensaye.”


  • ¿En qué pensás que la tecnología ayudó y en qué restó?
En el único punto que pienso que puede llegar a restar, o poner en duda algunas cuestiones conductuales, es el tema de las posibilidades de edición actuales. Las bandas que nosotros escuchábamos en un disco de hace 15 o 20 años,  llegaban al estudio y grababan porque ya sonaban bien. No había muchas posibilidades de editar tanto, entonces tenías que ser bueno.

La tecnología te ayuda a hacer cosas que antes no se podían hacer, desde hacer un recall y volver a la sesión tal cual la habíamos dejado, o un montón de herramientas que están para sumar, pero hay que saberlas usar a favor y no en contra. No descansar en el “ah bueno, después lo corro, después lo edito, después lo afino…” sino preocuparme en sonar bien, porque aparte es lo que la gente después ve en vivo. No puede haber una banda que suena zarpada en un disco y en vivo sea atroz. Me parece que tiene que haber una coherencia entre lo que digo/aparento y lo que soy. Una relación entre imagen real, la imagen proyectada y la percibida, que tienen que estar de la mano. Obviamente que el disco tiene un detalle, una producción, una capa de instrumentos pequeña que sirve para rellenar, un teclado que a lo mejor en vivo no está… pero si hago un solo increíble en el disco y en vivo no le pego una nota, el batero trastabilla en todo el tema, o el cantante no afina desde que arranca hasta que termina el show, es una desilusión; además de que no sirve ni artística ni comercialmente.
  • ¿Te parece que el hecho de que todo el mundo tenga acceso a adquirir una placa y un par de micros o ciertas herramientas para grabar, hace que hoy haya mejor música?
Me parece que está bueno el ejercicio de grabar, que está bueno que un músico pueda trackear o demear algo en su casa, o concretar ideas, bajar líneas, probar sobre alguna base grabada en ensayo y experimentar capas arriba, etc. Hoy por hoy se llega a un disco profesional de un artista de renombre en el cual conviven audios de diversas procedencias, cosas que vienen de su home studio, cosas hechas en un estudio profesional y sonidos virtuales.

Mientras la toma sea de calidad y le sume a la canción, es válido. De hecho no son pocas las veces en la que una toma de preproducción termina quedando en el disco porque está bien tocada y suma. Pero sí, hay que concebir esas herramientas como viables, pero usándolas a consciencia y no descansar y ponernos vagos; no decir “déjalo así, total después lo corremos…”; tratemos de tocarlo bien, porque si no perdés tiempo y además no suena fresco, se pierde la magia.
  • Como productor, ¿Consideras que ese papel se está tomando más en cuenta? Hablando siempre de la realidad cordobesa, desde tu punto de vista.
Creo que sí, que ha crecido el rol de productor. Se está abriendo un espacio de laburo para que el productor aparezca en los discos de Córdoba. Me parece súper positivo y además, en función de que la banda entienda lo que hace y que está para potenciar lo que ellos tocan, la figura del productor va a seguir creciendo cada vez más. Y está bueno que haya un lugar para esa figura, porque realmente le hace bien a todo, a la producción, al audio, a la banda, descomprime, hace que los músicos se concentren en grabar… Hace muchas cosas un productor, pero lo que me parece que mejor hace es dar forma a algo que los músicos ven desde la subjetividad, porque  tocar una parcialidad, lo que ejecutan en la banda. El productor es alguien de afuera que percibe el 100% de lo que suena, sin ego de por medio. Cuando alguien toca en una banda, tiene su atención ocupada en tocar; interactúa con la banda pero está más concentrado en el instrumento que yo tiene en las manos y en lo que tiene que hacer.

Entonces esa visión externa, para poder ver la totalidad de la música, sobre cómo encaja en un estilo, la forma, el concepto, el balance, donde voy a tener canciones tranquilas, canciones más power, canciones que tienen un tempo u otro, temas que tienen una variedad tonal determinada… todas esas cosas tienen que hablarse. Me parece que la figura del productor es fundamental; y fijate que las bandas que laburan con productor, es raro que después no quieran seguir haciéndolo, aunque no sea con el mismo, porque se dan cuenta que les hace bien. El productor trata de hacer que los recursos que tiene una banda rindan lo mejor posible a nivel humano, artístico y presupuestario; trata de hacer que las canciones crezcan lo más posible, o por lo menos yo lo concibo así.



Hasta aquí mi charla con Mario Carnerero. Nuevamente quiero agradecer a la predisposición que muestran nuestros profesionales a la hora de contar sus experiencias y dar algunos datos sobre sus maneras de trabajar.

Sigo intentando mostrar la realidad y las visiones de las diferentes personas que conforman nuestra industria musical, que luchan todos los días para poder sacar mejores discos, para que ésta industria crezca y, por qué no, ayudar a formar mejores profesionales.

Espero que hayan disfrutado de la charla, y que pronto se sumen para otra edición más de Producir en Córdoba.

Saludos!

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