Producir en Córdoba II - Mario Carnerero
Que
haya gente que se identifique con lo que uno escribe o hace, que lo comparta y
que se discuta, también puede considerarse como un éxito si el parámetro para
medirlo es la creación de cierto sentido de conciencia sobre la situación
actual de la música en Córdoba, y específicamente con objetivos como los de
éstos encuentros: preguntar, escuchar, tratar de entender, aprender. Por lo
tanto, quiero ser agradecido y no dejar de reconocer a todos los que se tomaron
el tiempo para leer y compartir el artículo anterior con Alejandro Di Rienzo de
440 Estudio que, si alguien lee desde ahora, lo pueden encontrar en el
siguiente enlace:
Siguiendo
con las mismas intenciones, las de dar a conocer a las personas que muchas
veces le ponen el pecho y pasan mucho tiempo trabajando para que un proyecto
salga a la luz con todo lo que conlleva, me acerqué nuevamente a 440 Estudio.
Me
encontré tomando un café y hablando largo y tendido con una persona tan
profesional como grosa y humilde al mismo tiempo, con muchísimo para decir
sobre su experiencia. Utiliza el estudio como plataforma principal de
expresión, donde acerca sus laburos personales y lleva adelante todos los
proyectos que le son confiados con soltura.
Estoy
hablando del protagonista de la nota de hoy, Mario Carnerero.
Mario
es músico, guitarrista, productor y Guitar Dr. Entre los proyectos que lo
cuentan en sus filas como Guitar Dr. tenemos bandas como: The Morning Commutes,
Malos Pensamientos, Extraña Sociedad, Ánima Terra, Odoghan, Podría Haber Muerto,
Aloven, Río, Mauro Bornancini, Karpo, Áurica, Ximetría, David Rolón, Vander,
Dionisio Busca La Salvación, El Séptimo Árbol, Alteroide, y la lista sigue.
Como productor trabajó con Optio, Malos Pensamientos, Extraña Sociedad,
Odoghan, Pieles y Dionisio Busca la Salvación (a quiénes también asistió en la
mezcla). Además mezcló el single “Tengo una Canción” de The Greets y el disco
“Abril” de El Séptimo Árbol, y también “Cosas Que Hacer Cuando Me Dejes” de
Dionisio Busca la Salvación.
Durante
las próximas líneas les prometo una charla que me mantuvo al borde del sillón
durante toda la nota.
- ¿Tenés algún laburo con el que te hayas enamorado, que quieras rescatar?
No se podría hacer dos veces la
misma grabación, todo es diferente y contextual. Cuando se pierde una toma, la
que sigue puede estar buena pero nunca va a ser igual que la anterior o la que
sigue.
Empecé en el mundo de la música
tocando mucho tiempo en una banda que se llamaba “Ojos de Piedra”. En esa banda
estuve 13 o 14 años, aproximadamente, y siempre estuve del otro lado del
control. Sufrí desde el lado del músico y eso me sirvió mucho a la hora de
estar del lado del Control Room, para entender todo lo que le pasa o lo que
está viviendo el músico ante la situación de la grabación. Sé lo que le pasa en
la cabeza, la ansiedad, los nervios, las cuestiones internas, los aspectos
musicales; entiendo también lo que le pasa a nivel económico al músico que por
ahí hace un esfuerzo muy grande para concretar una grabación… y todas esas condiciones
hay que tenerlas en cuenta cuando producís un disco.
Cuando “Ojos de Piedra” estaba
frenando produje un disco de “Optio” que se llamó “Sketches”. Ese disco lo
grabé acá y a través de ese laburo entablé muy buena relación con 440. Después
me largué a producir lo demás. Me ayuda mucho estar trabajando en un ambiente
en que me siento cómodo, muy a gusto y que conozco cómo funciona.
Que cada eslabón de la cadena
tiene una posibilidad de seteo que ayuda a contar algo a través del sonido…
Claro, que no sea nada echado
totalmente a la suerte, onda “Bueno…conecto la viola y el ampli, y chau,
grabemos”. Entender que hay una búsqueda de sonido y sobre todo en las bandas donde
hay más de una guitarra… En esos casos es necesario que cada uno de los
guitarristas tenga una identidad propia, para que juntos le den una sonoridad a
la banda; que tengan en claro que son personas diferentes, que tocan diferente
y que el audio parte desde ellos. Desde ese concepto comprendí que el audio es
personal. Siempre les digo a las bandas que traten de diferenciarse, no se
compren lo que vieron en un foro que usa tal violero, porque no les va a
resultar. Ese violero hace funcionar ese set en función de lo que él toca y
cómo lo toca, como ajusta el equipo, los pedales, etc.
- ¿Nunca te dijeron en una preproducción o arreglando los temas “yo quiero sonar como tal…”? Suele ser una pregunta o idea recurrente…
- Tanto en el laburo de Guitar Dr como el de Productor, ¿Qué es lo q más encontrás? ¿Gente que hace de más o gente que hace lo justo?
Y encima después empeora, porque
el aproach de la grabación es muy cruel,
te deschaba todo…¿No?
Totalmente, aparte hay algo que
por ahí hay que entender: Lo importante es lo que termina sonando en el monitor
del Control Room, que es lo que va a quedar en el disco, y no tanto lo que
ellos creen que suena en la sala. Si el equipo suena bárbaro en la sala, pero
mal en el monitoreo…eventualmente habrá que hacer las correcciones y ajustes
necesarios a nivel microfoneo, probar otra posición o llegar a retocar un
ajuste del equipo como para que el audio que deseamos sea el que suena en el
Control.
- Considerando esto último ¿Los hacés grabar en el Control Room o adentro de la sala?
Yo soy partidario de que, en la
medida que se pueda, se grabe en vivo. Sobre todo priorizando la conexión de la
banda. A veces pasa que si no están conectados después se enfría la situación.
Mi plan ideal es por lo menos una guitarras bases, el bajo y la batería en
vivo. Después a partir de eso puedo hacer un montón de cosas: hacer overdubs,
agregar líneas de guitarra, doblar partes, puedo hacer un reamp, de todo. Pero
sí me gusta tratar de laburar lo más real posible en ese sentido, que lleva un
tiempo de preparación de preproducción por supuesto, donde tienen que estar
ajustadas un par de cosas; lo que a su vez te lleva a analizar después “¿Es el
audio que buscamos? ¿Estamos todos conformes? Ok larguemos”, y no grabar porque
sí. Tomarse el tiempo, revisar todo a nivel técnico y si el audio garpa y si es que la canción
requiere.
Porque además eso queda en el
disco, aunque ahora haya posibilidades de hacer recalls, de mezclar de nuevo,
etc…lo que también implica otros costos.
Sí. A veces la falta de
preparación hace que los músicos gasten de más. Yo trato de que cada instancia
del disco se respete, porque volver a la etapa anterior para corregir cosas
implica pérdida de plata y tiempo.
Y de ganas también…
Exactamente. Si grabaste mal, la
mezcla no te va a salvar. Si mezclaste mal, el mastering tampoco te salva. Cada
una de las etapas tiene que estar totalmente concretada para poder pasar a lo
que sigue. Es contraproducente para un disco que la producción se haga eterna.
- ¿Cuánto es el tiempo que vos considerás adecuado para terminar un disco?
Y,
para mí, lo ideal es que un disco se concrete en un tiempo de 3 a 5 meses, como
mucho. Ese es mi plan ideal, contando desde preproducción y hasta la salida del
disco. Para que la frescura no se pierda y porque además la banda quiere tocar
las canciones. No podés estar con un repertorio de 11 canciones eternamente
porque son las del primer disco y no tener otras debido a que estás grabando
hace 3 años. Tenés que ir mostrando algo nuevo; si estuviste todo ese tiempo
grabando, las canciones ya dejan de ser nuevas. Pero son diferentes procesos,
cada uno labura como lo considera mejor. Yo considero ese tiempo, de 3 a 5
meses, como el ideal. Hay discos en los que he laburado durante más tiempo,
pero hubiese preferido que la dinámica sea mayor.
- Volviendo a lo anterior, ¿Cuál es la segunda situación recurrente con la que te encontrás en el estudio?
Lo segundo que sucede es no tener
en claro qué hace cada uno en la banda. Es el problema de todos, musicalmente
hablando; y a veces se potencia en las bandas que tienen 2 violas, que son
bandas que tienen a dos personas tocando un instrumento que suena en el mismo
ancho de banda (las mismas frecuencias), entonces hay que laburar para que se
complementen y funcionen en un conjunto.
Suele pasar que a veces llegan
con el mismo set de pedales, el mismo amplificador y la misma viola… y es difícil
hacerlos despegar y que se diferencie el audio personal de cada uno. En esa
situación termina pareciendo que una misma persona grabó todas las guitarras,
porque no hay variedad de sonido. Es más fácil empezar a producir desde la
variedad; cuantas más posibilidades y texturas tengamos para disponer y
trabajar, mejor para mí. Cuando laburo de Guitar Dr., también proveo esa
variedad tonal porque me parece que esos timbres son los que enriquecen la
producción. Sin delirarse y grabar 20 capas de viola, con pocos cambios ya
suena muy diferente. Incluso en vivo, las bandas comienzan a pensarlo así y la
cosa cambia muchísimo. Es algo tan notorio que apenas lo implementan, lo
quieren aplicar para el resto del disco, el vivo, los demás proyectos… Les
cambia la manera de concebir el audio, y además el audio condiciona el arreglo
musical que se hace. Más allá de que se toque algo diferente entre las violas,
hay arreglos que se modifican y los efectos y audios del instrumento te hacen
tocar diferente. No es lo mismo grabar por línea y estar imaginando los efectos
que pueden ponerse en postproducción, que tocar con el set armado que reacciona
diferente de acuerdo a lo que tocás en ese mismo momento.
- ¿Se graba con los efectos puestos o no?
Es
una pregunta que todos se hacen. Son decisiones creativas. Yo trato de grabar
todo lo que sé que SEGURO va a ir. Siendo consciente de que son decisiones y
que las tengo que tomar. Si un tema requiere phaser y, el violero y yo estamos
de acuerdo porque es orgánico y la canción lo necesita, se graba. No me gusta
dejar muchas cosas libradas al futuro. Me gusta llegar a la mezcla y tener ciertas
definiciones, tener que retocar algo pero no solucionar nada que “no hice antes”.
Que sea para colorear algo…
Claro. Si tocan sin los efectos
es como disociar la música. Me gusta hacer una preproducción contemplando todos
esos detalles. Me gusta cuando en la banda todos saben qué, cómo y con qué se
toca. Tengo que tener cerrado un 80% de lo que va a ir en el disco. Dejamos un
margen para corregir o cambiar cosas en el estudio porque puede ser que algún
plan no me cierre del todo al momento de grabar y lo replantee si es necesario.
Los músicos tienen que entender
que esa visión externa que da el productor no solamente favorece al entorno
artístico y musical, sino que también favorece a muchas cuestiones internas de
la banda y hace que los recursos se manejen de manera más eficiente: los
económicos, el tiempo, organización de producción, agenda de producción, dónde
se graba, cómo se graba, qué instancias son, tensiones internas entre
intengrantes, laburar a estudio cerrado o no, etc. Cuando esas ideas no están
claras, se pierde plata y tiempo.
- Hasta recién hablamos de tus formas laburando en el estudio. Ahora te propongo hablar de algunas cosas más personales, ¿Cuál es el desafío de tener el rol de productor?
En la producción condicionan
muchas cosas, el factor humano desde el productor a los músicos, los fierros
del estudio donde se graba, el ambiente, el estado de ánimo, etc. Y siempre al
finalizar esa experiencia, los involucrados crecen, en todo sentido.
Creo que lo mejor que le puede
pasar a cualquiera es encontrar su método o nutrirse de la experiencia de
laburar con los demás; si hay algo que tomás de alguien más y funciona, trato
de darle una vuelta de tuerca para hacerlo propio y que me sirva. Cuando
laburás en esto, tenés que tener la sensibilidad al 100% y estar atento todo el
tiempo de todo lo que suma, y como productor, filtrando lo que resta buscando
que el entorno de grabación sea siempre óptimo.
Un trabajo que disfruté mucho fue el de Guitar
Dr. para El Séptimo Árbol. Y hubo una situación que nos puso a prueba, porque
teníamos que lograr algo que sucedía en un tema específicamente y respondía a
una situación que la banda generaba de manera casi accidental en su sala de
ensayos. Era grabar el acople de una guitarra clásica generado por una eléctrica
que, amplificada, hacía que la acústica acople y eso enchufado a un ampli
creaba sonidos muy interesantes. Laburamos un poco, nos tomamos un tiempo en el
estudio para experimentar. Finalmente logramos ese audio que buscaba la banda.
- ¿Con qué género te sentís más cómodo?
Con todos me siento bien para
laburar como Guitar Dr. Sin embargo hay géneros en los que me siento más cómodo
para producir… y ahí es cuando es fundamental tener la capacidad de decir “no”,
cuando siento que hay algo que sé que no puedo hacer satisfactoriamente. En
general, con el género del rock y sus sub-géneros me siento muy cómodo.
- En relación al desafío de laburar con diversos estilos ¿Qué ideas se pueden usar de un lado a otro? ¿Cómo haces para diferenciar qué ideas van y cuáles no?
- Sos músico también, y sin ir más lejos seguís siendo parte de la escena o la industria si se quiere, ¿Cómo ves la situación de la escena en Córdoba?
Bien, veo que viene en subida.
Primero hay un grado de acceso a información que hace 15 años no teníamos. No sólo
para pispear cómo se hacen las cosas en un sitio web especializado, en un video
de YouTube, los foros y toda esa vorágine de información. Es esa info la que
hace que todos los que estamos en el mercado (los que hacen y los que consumen
música) nos demos cuenta que ha cambiado la forma de llevar adelante los
discos. Hoy se entiende que en un disco participan muchas personas que antes quizás
no se contemplaban. Por ejemplo un arreglador, un productor, un técnico, un Drum
Dr, un Guitar Dr, etc. No es solamente un tipo que te graba, te mezcla, te da
el disco de un tirón… y chau; sino que hoy se está analizando más la situación.
Se habla de ¿Qué se graba, cómo, para qué, en qué instancia estamos de la
banda, nos conviene grabar un ep o un disco? Y todas esas preguntas han hecho que
la escena crezca. Antes era todo más “dale que va”, y en eso lo que más sufría
era el audio de las bandas, las canciones y las bandas en sí mismas. Hoy hay
nuevos productores y nuevas cabezas, siento que hay una generación muy nutrida
y que está constantemente cultivándose.
- Por lo menos en lo previo a la comercialización del disco, con todo lo que conlleva, pareciera que se ha avanzado muchísimo y creo que todos los implicados estamos bastante de acuerdo en que hay mucho más movimiento ahora; dicho esto ¿Por qué crees que el sentimiento a veces es desalentador sobre cómo poder vivir de la música?
Hay que encontrarle la vuelta y
hay que entender que vivir de la música y tener un Proyecto Artístico no es lo
mismo, son dos cosas diferentes. Si yo soy músico y quiero VIVIR DE LA MÚSICA,
tengo que entender que tengo que vivir como un profesional que brinda un
servicio y ahondar todas las posibilidades que ofrece mi instrumento: asistir a
músicos, dar clases, ser sesionista, comercializar instrumentos, hacer
instrumentos, trabajar en un estudio, buscar patrocinios, generar eventos… puedo
estar en la industria desde un montón de roles.
Ahora, si yo quiero vivir de un proyecto
artístico puntual, es otro cantar. Tengo que concebir ese proyecto personal
como una pequeña empresa. Si yo le dedico 8 hs diarias a un laburo que no tiene
nada que ver con la música durante todo el año, y a mi proyecto artístico le
dedico 3 hs. semanales, hay una proporción desbalanceada a nivel inversión. Y
si encima a ese proyecto artístico no le dedico recursos para hacerlo crecer
(tiempo y plata)… no va para ningún lado. Tengo que invertir para que se
conozca, para que suene bien, tener un buen sitio web, buena imagen, si me
dicen que es a las 19 hs. tengo que cumplir, no caer dos horas más tarde. Esas
cosas te hacen un profesional, más allá de que no te de lo suficiente para
vivir de ese proyecto, en una primera instancia.
Por eso creo importante
diferenciar lo que es vivir de la música o de un proyecto. Yo creo que las
bandas en Córdoba deberían entender también que tocar cada 15 días en la misma
ciudad, no es redituable porque es una plaza que se agota.
Si Divididos viene a tocar al
Orfeo, y después a los 10 días viene de nuevo al Quality, y a los 15 días otra
vez a Captain Blue XL y así cada 15 días… te puedo asegurar que al cuarto show
se encuentran con la mitad de público que en el primero. Las plazas necesitan
tiempo para renovarse. Hay que encontrar lugares alternativas para tocar. Hay
bandas que te quieren vender entradas 7 veces al mes. En Buenos Aires las
bandas eso lo tienen recontra claro… Hay un circuito.
Las bandas de Buenos Aires tocan
poco en Capital…
Totalmente, yo propondría hacer
un pequeño planning y ponerse un objetivo en el que, por ejemplo, toquen en Córdoba
cada un mes y medio, o más. En mi momento me pasó, yo también me equivoqué.
Después me di cuenta que es fundamental generar un entorno de laburo y una
plaza que me permita la rotación de la banda, porque la persona que me puede
ver este fin de semana, estadísticamente tiene menos chances de verme 5 veces
en 3 meses. La gente necesita acumular las ganas de ver una banda, extrañarla.
Necesito darle aire al público para que tenga ganas de volver a verme, no atosigarlos
cada dos días en Facebook diciendo “acuérdense que tal día tocamos…” y poner
una fotito.
Hay que hablar. Ver cuáles son las radios
que pueden pasar mi música, hablar con los dueños de lugares, hacer notas,
generar tráfico de contenido (que no solamente es salir por las redes sociales
mostrando un ensayo). Hay que generar contenido real… Si voy a tocar a un
pueblo o a una localidad cercana, tengo que hacer que la gente se entere que va
a ir a tocar una banda que suena de tal manera, hay que sembrar música en una
plaza y luego volver. Si no tenés en claro que tenés que volver a esa localidad
a tocar, no vayas, ir una vez no sirve. Si no se genera un circuito es como si pretender
que Coca Cola se venda únicamente en Villa María, y me estoy perdiendo de muchas
personas que a lo mejor les puede gustar. Hay que concebirlo como una pequeña
empresa y hacer lo necesario para autogestionarse y salir adelante.
- A veces es recurrente encontrarse con gente que considera que el virtuosismo es todo en una banda, ¿Te parece lógico?
No, no alcanza. Un músico puede
ser un súper virtuoso y tener canciones hermosas, pero si se mueren en el
garaje o la sala de ensayo, no tiene sentido. Ahora si es un proyecto que yo
hago para mí y me conformo con ensayar bien, sonar bien y tocar cada 3 meses en
mi ciudad… fantástico. Ahora, si yo
pretendo que con ese método venga el señor gordo con el diente de oro, el
contrato millonario y después de tocar en el bar me espere en la puerta para
firmar y salir de gira… no va a pasar. Ese paradigma murió hace años. De hecho
hoy las compañías se fijan en cuántas entradas vendiste, cuántos discos previos
hay, hace cuánto es estable la formación; etc.
- Para vos ¿Los músicos de la banda tienen que tener una amistad de por medio?
Si lo son, mejor. Pero por lo
menos que entiendan que es un proyecto y un laburo. Me ha tocado tocar con
amigos que faltaban a todos los ensayos y yo pensaba “prefiero que no toques
más conmigo y sigamos siendo amigos… a mí esta amistad musical no me sirve.
Juntémonos a comer un asado, pero necesito un músico que ensaye.”
- ¿En qué pensás que la tecnología ayudó y en qué restó?
En el único punto que pienso que
puede llegar a restar, o poner en duda algunas cuestiones conductuales, es el
tema de las posibilidades de edición actuales. Las bandas que nosotros
escuchábamos en un disco de hace 15 o 20 años,
llegaban al estudio y grababan porque ya sonaban bien. No había muchas
posibilidades de editar tanto, entonces tenías que ser bueno.
La tecnología te ayuda a hacer
cosas que antes no se podían hacer, desde hacer un recall y volver a la sesión
tal cual la habíamos dejado, o un montón de herramientas que están para sumar,
pero hay que saberlas usar a favor y no en contra. No descansar en el “ah
bueno, después lo corro, después lo edito, después lo afino…” sino preocuparme
en sonar bien, porque aparte es lo que la gente después ve en vivo. No puede
haber una banda que suena zarpada en un disco y en vivo sea atroz. Me parece
que tiene que haber una coherencia entre lo que digo/aparento y lo que soy. Una
relación entre imagen real, la imagen proyectada y la percibida, que tienen que
estar de la mano. Obviamente que el disco tiene un detalle, una producción, una
capa de instrumentos pequeña que sirve para rellenar, un teclado que a lo mejor
en vivo no está… pero si hago un solo increíble en el disco y en vivo no le
pego una nota, el batero trastabilla en todo el tema, o el cantante no afina
desde que arranca hasta que termina el show, es una desilusión; además de que
no sirve ni artística ni comercialmente.
- ¿Te parece que el hecho de que todo el mundo tenga acceso a adquirir una placa y un par de micros o ciertas herramientas para grabar, hace que hoy haya mejor música?
Me parece que está bueno el
ejercicio de grabar, que está bueno que un músico pueda trackear o demear algo
en su casa, o concretar ideas, bajar líneas, probar sobre alguna base grabada
en ensayo y experimentar capas arriba, etc. Hoy por hoy se llega a un disco
profesional de un artista de renombre en el cual conviven audios de diversas
procedencias, cosas que vienen de su home studio, cosas hechas en un estudio
profesional y sonidos virtuales.
Mientras la toma sea de calidad y le sume a la
canción, es válido. De hecho no son pocas las veces en la que una toma de preproducción
termina quedando en el disco porque está bien tocada y suma. Pero sí, hay que
concebir esas herramientas como viables, pero usándolas a consciencia y no
descansar y ponernos vagos; no decir “déjalo así, total después lo corremos…”;
tratemos de tocarlo bien, porque si no perdés tiempo y además no suena fresco,
se pierde la magia.
- Como productor, ¿Consideras que ese papel se está tomando más en cuenta? Hablando siempre de la realidad cordobesa, desde tu punto de vista.
Creo que sí, que ha crecido el
rol de productor. Se está abriendo un espacio de laburo para que el productor
aparezca en los discos de Córdoba. Me parece súper positivo y además, en función
de que la banda entienda lo que hace y que está para potenciar lo que ellos
tocan, la figura del productor va a seguir creciendo cada vez más. Y está bueno
que haya un lugar para esa figura, porque realmente le hace bien a todo, a la
producción, al audio, a la banda, descomprime, hace que los músicos se concentren
en grabar… Hace muchas cosas un productor, pero lo que me parece que mejor hace
es dar forma a algo que los músicos ven desde la subjetividad, porque tocar una parcialidad, lo que ejecutan en la
banda. El productor es alguien de afuera que percibe el 100% de lo que suena,
sin ego de por medio. Cuando alguien toca en una banda, tiene su atención ocupada
en tocar; interactúa con la banda pero está más concentrado en el instrumento
que yo tiene en las manos y en lo que tiene que hacer.
Hasta aquí mi charla con Mario Carnerero. Nuevamente quiero agradecer a la predisposición que muestran nuestros profesionales a la hora de contar sus experiencias y dar algunos datos sobre sus maneras de trabajar.
Sigo intentando mostrar la realidad y las visiones de las diferentes personas que conforman nuestra industria musical, que luchan todos los días para poder sacar mejores discos, para que ésta industria crezca y, por qué no, ayudar a formar mejores profesionales.
Espero que hayan disfrutado de la charla, y que pronto se sumen para otra edición más de Producir en Córdoba.
Saludos!
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