Producir en Córdoba VI - Fernando Caballero


Mayo se perfilaba desde un inicio como un mes frío y para quien les escribe, sigue siendo un motivo de felicidad y de impulso hacendoso. Como era de suponerse el clima no defraudó y la nueva reunión de Producir en Córdoba, casi obligadamente, estimulaba para tomar un café.

La última vez que hablamos de estos temas fue un feliz accidente en 9 de Julio y Cañada, con un clima cuasi tropical y cuestiones de paso; pero en esta oportunidad fue una invitación pactada a compartir un desayuno. Un desayuno de esos que uno tiene con personas con las que realmente tiene ganas de hablar, porque se siente que uno crece, aprende, se divierte y se cultiva…y qué mejor que hacerlo con un café y unas medialunas saladas de por medio.


Con ustedes, la conversación con Fernando Caballero:

Me gustó mucho la nota de Luis Primo. Es muy importante lo que dice, histórico diría yo. Lo venimos hablando hace muchos años.

Tengo que confesarte, Fer, que es medio engañoso el nombre “producir en córdoba” porque si bien quiere mostrar cómo se llevan adelante los proyectos con gente de acá, no es exclusivamente de gente que haga sólo producción. Porque hay muchas personas atrás de un disco, que hacen un sinfin de tareas…y a medida que fui haciendo las notas, fui animándome a agregar otras visiones fundamentales a esta pseudo industria que tenemos.
Lo primero que me interesa preguntar es ¿Cómo te acercaste a todo esto? Lo pregunto siempre porque es algo que después influye en las formas de trabajar de cada uno de nosotros…

Nosotros nos conocimos en la Metro…

Sí, nos conocimos en una clínica de afinación de baterías que diste en La Metro, cuando iba a segundo año.

Claro, nos conocimos ahí y me parece importante rescatar como contexto cómo fue que yo llegué a ese momento.

A mí siempre me gustó la música, desde muy chico. De hecho toco la batería desde los siete años. A esa edad estaba encima de una bata posta, tocando. Pero al igual que me gusta eso, me gusta ESCUCHAR música y crecí en un ambiente totalmente melómano. En mi casa era todo cine, libros, discos, se hablaba de música (y se tocaba) TODO el tiempo; Hijos de profesionales pero que llegaban a su casa y hacían música. Mis viejos el piano, mis hermanos la viola, cantábamos tertulias una vez por mes en casa, o en casa de otros, desde que nací. He crecido en ese contexto. Entonces de muy chico escuchaba, tocaba, vivía la música y tenía data. A los ocho años ya sabía tocar sambas, tangos, porque uno a esa edad es una esponja.

Celebro esa herencia, estoy feliz por eso. Pero también como me gusta escucharla, vivirla, tocarla, me gusta desarmarla.

Contame un poco más de eso…

A los catorce años compré mi primer disco…

¿Qué disco era?

Era el de The Power Station (homónimo - 1985). El que fue consecuencia de la separación de Durán Durán. Lo formaron John Taylor con Robert Palmer…un discazo. Ahí empecé a comprar discos, aunque en casa había como cuatrocientos o quinientos discos, todo el tiempo mi viejo y mi hermano más grande venían con discos nuevos. Tuve la suerte de que en casa teníamos un euipazo de música y que mi hermano por ahí llegara con, El Jardín de los Presentes. Y ahí se acabó todo…

Es un viaje de ida.

Si, ¡Totalmente! Si ese momento hubiese sido hoy, y llegara a cumplir dieciocho años hoy, me mando a estudiar a La Metro. Porque en esa época me metí a estudiar Ingeniería Electrónica…Tenía que aprender electrónica para desarmar un circuito y saber qué pasaba. Eso a la vez que tocaba música y que ya estaba laburando en los escenarios. A mí me gusta armar y desarmar aparatos, escenarios, cargar cajas…soy plomo desde los catorce, y también me gusta disfrutar de la música detrás del parlante. Que suene BIEN.
Toda esa conjunción me llevó en una época a ser DJ; a comprar mis bandejas, mis equipos… Tenía luces, trabajaba mucho y hasta los treinta años viví de eso. Durante mucho tiempo mi ingreso económico fuerte fue laburar en fiestas. Llegué a hacerle sonido a bandas también…El asunto es que todo eso, más comprarme mi batería, ponerme a estudiar (que vale la pena aclarar que la adolescencia no me la pasé estudiando música, sino disfrutando de hacerla), me permitió ir acercándome a un estudio de grabación.

Bueno, es que uno se acerca a la música un poco así. Tenés que disfrutarla. Después cuando reconocés que te hace falta algo de proficiencia, identificás la necesidad de seguir aprendiendo y decís “Ah, bueno, acá me tengo que poner las pilas.”

Ahí es donde reconocí que había otras cosas además de la música estructuralmente hablando, y pude innovar e inventarme yo también dentro de los estudios. Lo cual considero una auténtica vocación. Más allá de sentarme y de poder disfrutar las canciones. Las cuestiones del audio las considero auténticas y personales, además de profesionales. Ya a los siete u ocho años cuando te conté que arranqué, identificaba que un sonido de un platillo no me gustaba, o que había cosas que podían sonar mejor…tenía esa aproximación desde un inicio, y trataba de laburar en consecuencia.

Lo otro tiene que ver con la comunicación. Es decir: lo que yo DIGO y lo que vos estás ESCUCHANDO o INTERPRETANDO. Ahí me di cuenta que había una falla en los músicos si se quiere, una carencia de vocabulario, de glosario, con respecto a lo que es el trabajo de escenario, de estudio o lo que yo llamo: “Las treinta y cinco materias” (que son las que tiene que cursar un músico para recibirse de músico).

Yo no concibo un músico/a, que diga que es tal, y sus únicas materias hayan sido teoría y solfeo dos años, clases particulares y ensayo de banda. Y ya eso para ellos configura el ser un músico…

En todo caso puede pasar de esa gente que realmente tiene algo puntual…

Talento. El talento es otra cosa.

Es que es un trabajo en el fondo. Uno para conseguir cualquier trabajo en el mercado laboral, tiene que estudiar, capacitarse…

Ni hablar. Hay carreras universitarias de cinco años, de grado, que tienen cincuenta materias, eh. Si vos hacés una Licenciatura en Educación Musical, de tres años, son treinta y cinco materias…y bueno, hagamos esas treinta y cinco materias. Lo hablamos en ese último café en la 9 de Julio: Hay que buscar HACER materias, hay que inventar esas materias que faltan, y si ya están en proyecto llevarlas a una institución. Tengo la suerte que ahora en La Colmena, empiezo a trabajar como profe de la materia que yo mismo inventé. Entonces, esto es un constante inventarse.


La ignorancia en muchas formas, hace que uno hable huevadas, pero por lo menos en mi experiencia, hay muy pocas materias que te preparen para entrar a un estudio y más o menos saber QUÉ querés hacer y CÓMO lo querés hacer ¿Cómo lo ves vos?

Exacto. De todas maneras no hay que definir tanto, tanto. El músico de verdad, tiene que aprender qué es lo que puede hacer. Por ahí, Juan, nuestro rol en los estudios es ése también. Hacer un poquito de docencia pero sin bajar línea digamos. Yo me daba cuenta de eso cuando grabábamos en cinta abierta en lo de Cabotti, que eran 24 canales, se tocaba en vivo y no se paraba.

Y no se arregla…

Y no se arregla, ni nada. De última podés pinchar en un lugarcito, pero no te la podés jugar de cheto, ¿Me entendés? O sea que la cinta corre, y encima se gasta. Pero… ¿Qué es lo que me pasaba en las grabaciones? (o sesiones que es lo que estamos hablando): Que el técnico y el músico no se entendían.

El músico le pedía algo al técnico, y el técnico le contestaba otra cosa al músico, etc. Y yo como sesionista, muchas veces estuve como mediador diciendo “No, esta persona te está queriendo decir ESTO”. El técnico decía “¡Sí, sí, eso!”, y el músico contestaba “Ah, ah, perfecto…si”. Y es simplemente una cuestión de escuchar. En el estudio nuestra función es escuchar. Si te vas de docente, o te pasás, cagaste. El músico te corta la cara; o si bajás mucha línea “sos un pesado”. Hay que escuchar, y escuchar, y escuchar. Entonces con el tiempo uno va armando una librería en la cabeza, de ejercicios mentales que te llevan a escuchar mil veces y después largar el bocado justo.

A mí también me toca esa parte, y me encanta tratar de interpretar lo que la otra persona está queriendo significar con lo que dice. Porque hay veces que se escucha distinto. Por eso, la vocación me ha llevado a vender todo a la mierda (risas).

Porque mi vocación es lo otro. Yo no soy un comerciante. En su momento inventé un desarrollo de algo que en Córdoba ya se venía haciendo, porque hay que reconocer que ya hacía tiempo se venían haciendo afinaciones de bata por ejemplo, y ¿Quiénes lo hacían? Palín (Sosa), Beto Graff (que laburaba con Chévere), o el Hugo Ordanini. Uno hablaba con ellos porque había poca data y sabían mucho. Lo llamabas a Palín por ejemplo, y te caía con la batería al estudio afinadasa, y encima era un capo. Entonces, claro, lo llamaban, iba, afinaba, y se volvía a su casa. Lo mismo Hugo y Beto. Hay un antecedente.

En ese momento era un desarrollo incipiente de la actividad de Drum Dr…

Sí, era incipiente pero porque en ese momento era así. Ése era el trabajo. Era otra época. Por ejemplo, si el Turco Saba lo llamaba al Bebe Canisa para afinar y le decía “no mirá, no puedo” porque estaba en otra, capaz que tenía que grabarla así ¿Se entiende? No estaba desarrollada como profesión, que fue mi intención. Además del objetivo principal, que lo sigue siendo, el de trabajar en la comunicación. Lo que sucede es que este mundo tan desesperado por el mango y por la impresión, este mundo tan “jetlag” como le supe decir, tan cansado o lo que sea, está tan necesitado de ésa vorágine y ha confundido los tantos: por ejemplo, en Estados Unidos, Drum Dr. (que es una empresa), se puede interpretar eso como lo que es, pero acá vos decís “Drum Dr” y atomáticamente el “implante” mental que hacés, te remite a pensar “Uh este guaso tiene un montón de guita, un galpón lleno de baterías. Llamalo a este que es un capo”, y yo nunca tuve ese norte, ese objetivo.

Sí, algunos lo toman para ése lado y hay otros que lo toman como una avivada de alguien que va un rato, se toma el palo y te quiere joder.

Por suerte todo está bien, pero… a ver, “Zapatero a tu zapato” ¿OK? Si tengo veinte mil baterías, y necesitás una, yo te la alquilo. No tengo ningún problema. Pero si tenés un rollo con la música, yo te lo interpreto. Ahí está la diferencia. Entonces, en Argentina ha sido tan contagiosa esa mirada, que incluso los grandes docentes en Buenos Aires y de acá dicen “Che, ¿Drum Dr para qué? ¿Qué onda esto?” Y yo soy un viejo, que también pensé siempre ese “¿Qué onda?”, yo que estudié con aquellos que son capos y que están criticando esto que hago. Pero justamente lo que yo quiero es que aprendan a afinar, así van al estudio y saben hacer sonar la bata…

Y no necesiten un Drum Dr…

Y que no me llamen a mí para afinarla, ¡Claro! ¿Pero qué pasó? se confundió un poco la cosa, porque yo tenía una empresa de backline, entonces si necesitabas algo de percusión, yo lo tenía. Pero era para divertirme. Lo hacía para cubrir una necesidad que había en ese momento en los escenarios de Córdoba, no para hacerme rico ni publicitar mi empresa. Entonces me pedían “¿Tenés esto? Sí, tomá. ¿Tenés esto otro? Sí. Y es todo copado, y de primera marca.”

Pero llegó un momento (que vos sabés, ya que te dedicás al audio) en el que nada era suficiente, te pedían renovación, te pedían cantidad, etc... Tenés un módulo API, y te dicen “¿Che no tenés cuatro?” (Risas)

Ése fue el momento en el que dije, “Bueno, no. Paremos con la gula. Lo mío es mental, y de desarrollo intelectual, ok? No es lo otro. Yo no vendo.” Si vos querés laburar conmigo, hoy en día, por ejemplo, lo primero que te digo es “Vení, charlemos. A ver ¿Qué necesitás?”. Entonces, si hay un empresario que tiene veinte mil baterías, ¡Alquilemos una de esas! ¡Y ya está! (risas)


A veces pareciera que cuando uno no hace los procesos como corresponden, te dicen las cosas y no las aprendés porque no estás listo para aprenderlas; me da la sensación que pasa mucho eso en la generalidad de músicos que tienen que hacerse cargo de sus proyectos. En cambio se meten en situaciones engorrosas, forzando algo sobre lo que no quieren aceptar devoluciones, y se pierden en su propia visión de las cosas...

Es el indio, no la flecha. Si no sabés qué hacer, y no estudiaste, no ensayaste, tocas más o menos, no aceptás sugerencias, etc…por más equipos que tengas, no va a sonar.

¿Cómo ves a la docencia orientada a músicos sobre ese aspecto más humano y laboral que técnico/artístico? ¿No te da la sensación que se flaquea un poco?

Es el eje de nuestras charlas. Pienso que experiencias como las de La Colmena, el Conservatorio o de la Universidad, son experiencias sumamente positivas porque han generado miles de músicos. Donde antes había diez, ahora somos miles, ¿Sí? Pero la educación formal flaquea en cuestiones que actualmente se están revisando, como las materias de “profundización de contenidos”, porque la experiencia nos dice que salís de la universidad, de un conser, o estudio en mi casa, o formo una banda, y no voy a hacer plata. La experiencia nos dice eso, ¿OK? Yo comparo mucho la música con la odontología, porque cuando egresas, te tenés que comprar una aparatología tremenda. El odontólogo y el músico tienen “clientes”. El odontólogo tiene sus pacientes, y el músico el público. Ahora, el odontólogo cuando egresa tiene posibilidades de caer en redes: obras sociales, colegios, etc, y hay una necesidad puntual. En la música también hay necesidad, pero no hay red. Y las materias que corresponden a todo esto, están recién siendo investigadas. Ésa profundización es sumamente necesaria.

Muchas academias te venden que vas a salir de ahí y vas a ser concertista. Pero las academias también tienen docentes, y la docencia te dice “voy a tratar de sacar lo mejor de vos, para que seas el mejor músico que vos quieras”. Nadie te dice cómo hacer plata. Estamos engañados; porque en este mundo tan voraz, en la vorágine nos creemos todos empresarios. Ahora, ¿Y si vos lo que querías era ser un músico y disfrutar de tu música, quedarte para siempre en una foto feliz? La profundización tiene que ver con esas 35 materias de las que hablo, que hay que mejorar en la docencia. Por ejemplo, tenés que saber gestionar, conocer la parte legal de la música que es una parte importantísima…

Trato de no buscar opiniones del lado de la razón, sino como puntos de vista. En la ciudad se están haciendo cursos, disertaciones, se abrió ahora el espacio 220, etc, que apuntan a fortalecer esa base de la que hablás…Ahora, algo que me gusta discutir en estas charlas es el tema de la Industria ¿No te parece que se convierte a veces en un escenario de disputas y de discusión, más que de construcción? ¿Qué es ser profesional, qué es “industrializarse” para vos?

En el 2010 hice una serie de disertaciones que se llamaban “La Música Como Profesión”; también leí tus otras entrevistas, de hecho fui moderador de la Primera Jornada de la Industria, etc, y hubo una confusión al respecto de todo esto. Todo el mundo pensó que profesionalizarse es cobrar al toque. Eso es un error, porque tenés que funcionar como un empresario para eso. La música te habla de otra cosa, es una “cosa” sustanciosa de melodías, armonías y ritmos. Entonces, ¿Cómo hacés? Es complicado plasmar eso. Mucha gente, artistas, actores en general, pensó que tenías que grabar bien, sonar bien, tener un buen video (que eso está buenísimo) y que al toque podías cobrar. Y no. Salí a la calle a cobrar la plata y fíjate... Es complicadísimo. Necesitás un trajín, un tiempo, un trabajo. Ahí estuvo la confusión, para mí. Y apoyo ese debate encarnizado entre las partes, siempre con respeto, porque si tenemos que ponernos a hablar de que si hay o no hay industria, es porque tenemos que “cagarnos a trompadas” antes. Y está bueno un escenario de “boxeo intelectual” para que nos acomodemos entre todos.

Pienso en esto: hay muchas cosas que se hacen a todo pulmón y con buenas intenciones, pero no están articuladas. Cada uno hace lo que puede como le sale, y es complicado porque vivimos en una aldea. Y en una aldea, todos queremos tener el sombrero más caro. Ése es el problema en una ciudad como ésta: Mediterránea, pequeña, aldeica, colonial, donde hay una iglesia cada tres cuadras (no hablo mal de la fe, sino que refuerzo el concepto de colonial)…

Sumale la estructura de pensamiento…

Y la estructura de pensamiento y social, claro. No es una ciudad moderna. Entonces, está complicado jugar a lo Barcelona acá. Incluso hacerse el moderno está complicado; porque sos muy moderno y terminás expulsado de la “sociedad moral” de una sociedad cordobesa aldeica en el pensamiento, entonces te tenés que poner un sombrero copado, y jugar a estar a la vanguardia. Y para estar en la vanguardia…hay que bancársela.
Súmale a eso, el tema de que nos conocemos entre todos; y escuchás “éste es un boludo, éste es piola, aquella es una buena mina”, que se yo…todos tenemos buenas intenciones, pero no queremos enredarnos. La otra es que pasa el tiempo, Juan. Corren los años y a los treinta tenés que tener por lo menos cinco discos grabados, y adentro de cada disco tenés que tener por lo menos tres hits. Porque a los treinta se te empieza a caer el pelo, te empieza a crecer la panza, pasa el rock, y a los cuarenta, si no la hiciste, no vivís de esos discos, ni de esos hits, la banda ya tiene diez años y tenés que empezar a hacer el refrito…por otro lado, ¿Cómo vas a hacer el refrito si no tenés hits?

Además, ¿de qué estamos hablando? ¿Estamos hablando de la industria, o de que hacemos lo que nos gusta? Yo pienso que es lo segundo. Hasta estoy en contra de lo que pensaba antes, ¿Me entendés? Cuando produje a Sur (Oculto) lo entendí, que me tengo que sacar el sombrero y tatuármelo en algún lado. Sur va por el año número diecisiete y tiene veinte temas. Uno coma tres por año. Tiene tres discos, uno de los cuáles es una copia de computadora ¿Qué le voy a decir a Seba? ¿Que había que sacar un disco nuevo o un DVD? ¡Me sacaba cagando! Porque es así, se hace cuando se siente, cuando las cosas se articulan. Aprendí mucho de eso, como aprendí mucho de Eruca (Sativa) también.


Seguí, no te quiero interrumpir (A esta altura, solamente podía tomar mi café y disfrutar del momento).

Están todos locos: “¡Hay que tener novedades, hay que tener novedades!”, y TODO SE PONE IGUAL. Abrís cualquier red social y todos los videos son iguales, todo es crudo, todo es igual… ES ABURRIDÍSIMO, loco. Igual en Córdoba se están haciendo cosas bellísimas, pero llegás a una edad en la que todo te chupa un huevo, hacés lo que se te canta, y ESO es expresarse. La historia con la música es tener PACIENCIA.

En nuestra época, la gente que no “llegaba” lo vivía como una frustración. Tenían que laburar de otra cosa y decían “Pasa que me tuve que poner un quiosco”, o “manejar un tacho”…y te lo decían con pesar ¿Qué onda? Estás deshonrando la profesión de taxista o quiosquero. Es muy importante también tener una fuente de ingresos que pueda permitirte subsidiar tus pasiones, si todavía no pudiste hacerlo andar. Sabemos lo complicado que es subsistir, ya de por sí…imagínate lo que es agregarle esa frustración. Laburá, después vas a ver que de a poquito la musa te va a susurrar de nuevo, y tus pasiones van a arrancar.

Y en el caso de los músicos que vivimos de esto, tenemos la doble trampa de que la pasión es la que nos “llena la gorda”, como me gusta decirle a mí, entonces necesitamos otra cosa. Necesitamos algo que nos saque de la pasión un rato, porque terminamos en el frasco de una minipimer.

Y hay otra cosa que te quería comentar sobre la “discusión de aldea" que hay acá, que identifiqué con Eruca. Ellos ya “no son más una banda de Córdoba”. O sea, todos quieren pegar desde Córdoba. Decime vos, ¿Cuándo Nirvana fue una banda de Seattle? ¿Cuánto los Beatles la pegaron desde Liverpool? ¿Cuándo? Nunca ¿Cuándo Pat Metheny se llenó de guita en Los Ángeles? ¿O cuándo Richard Bona hizo guita en Minta? Se llenó de guita en Europa y en Estados Unidos. Y ni hablar de Sabbath, Zeppelin, etc.

¿A qué quiero llegar con esto? Está buena la discusión acá en Córdoba, pero se tiene adentro de un castillo amurallado sin ventanas, con la puerta cerrada, el aire viciado, el canal exterior lleno de cocodrilos, sin puente al exterior, y el que sale se asoma un poquito y vuelve…y después lo tenés por ejemplo a Migue Amaya de “Juan Terrenal” diciendo (hace rato) “¡Salgamos, loco! ¡Salgamos! ¡Hagamos!” ¡Y me parece perfecto! Entonces Eruca ya dejó de ser una banda de Córdoba "porque se fue a vivir a Buenos Aires…" nos falta madurar, en el sentido de esta discusión. Hay que seguir discutiendo. Y lo digo con todo el respeto. Soy amigo de periodistas, músicos, etc, pero pareciera que a la banda le piden un certificado de residencia para ver si sos cordobés y triunfas.

Córdoba es ínfimo. Como plaza, se agota enseguida para las bandas de acá y el público va poco a los shows de bandas que frecuentan la ciudad. Ahora, cuando viene un artista de afuera, que no necesariamente sea Paul McCartney, puede ser cualquier banda “grande” de Argentina, se llena cualquier show ¿Por qué pensás que es? Además de todo lo evidente. ¿Es porque hacen mejor las cosas?

Absolutamente. Hace un tiempo hice un insight con respecto a eso: Vos sos artista, comunicador, un productor que quiere mostrar su arte al público, ¿Si? Bien. El público de Córdoba tiene un chip instalado que es el prejuicio y el rechazo de las bandas que pertenecen a su “aldea” y la negación surge porque se hartó de verlos discutir en las redes o en las radios de maneras inapropiadas; y el público musical, en su gran mayoría, se siente maltratado por los artistas.

No pocas veces me he cruzado con gente que me comentaba “no veo a tal, porque me tratan mal”. Una vez que un artista dice algo como “el público no va, no pagan entradas…” y UNA persona lo escucha, esa persona ya no va más al show de ninguna banda de Córdoba. Encima lo dicen o al aire, o sale escrito en los medios, loco. Al público se le dice “GRACIAS” sean cuantos sean y quiénes sean.

También hay que ver qué es lo que propone el artista, ¿Por qué te tienen que ir a ver a vos? ¿Qué estás haciendo para que te vayan a ver? ¿No?

Claro. Pero con eso no se puede especular. Lo tenés o no lo tenés. Y si lo estudiás y lo inventás, lo estás inventando e impostando. Después, más te vale que lo defiendas ¿No? Porque te va a pasar que tengas el disco, después pasan dos años y el artista va a la radio, le preguntan por ése disco y dice “No, eso es viejo, ahora estoy haciendo otra cosa.” Nadie lo conoce todavía. Y siguen, “bueno, pero estamos trabajando en lo nuevo…”

Y cuando producís, vas con el disco en la mano, hablás con el artista y le decís “viejo, tenemos que laburar con esto dos años, como mínimo” y se escucha “no, no…tocamos un par de veces y seguimos con lo próximo.” Pero nadie conoce realmente lo anterior. El fruto del esfuerzo no se muestra. En Córdoba pasa mucho eso: El artista no es consecuente con lo que hace, no lo puede defender. Y no hay pocos lugares. Agarrá un compás, poné la punta en córdoba, buscá la distancia de sesenta kilómetros y marcá. Después cien, después ciento cincuenta, doscientos, y te vas a llevar una sorpresa TREMENDA. Pero eso se estudia, se labura. Se arma agenda, se estudian contactos. Con determinadas zonas uno se comunica de una manera, con otras de otra...

Y es un pecado quedarse acá, con la cantidad de lugares en el interior que buscan y tienen ganas de que las bandas se acerquen…

Si te quedás acá adentro, te vas a quedar a discutir. Si querés laburar, tenés que salir. Cuando decidís ser músico, la letra chiquita del contrato dice “La música se toca y se traslada”. Que lo digital te ahorra bocha de tiempo, seguro. Pero tenés que viajar. Preguntale a Sur Oculto si hay o no hay laburo. Hicimos cuarenta fechas en dos años.
Y cuando los Eruca NO estaban en Buenos Aires, taparon todos los fines de semana del año. Viernes, sábado. Viernes, sábado. Viernes, sábado…hace seis años que laburan viernes y sábados.

Contame un poco cómo fue que empezaste con Eruca Sativa.

Ellos grabaron Eleanor Rigby en La metro, y en Marzo de 2007 grabaron en Desdémona los otros cuatro temas. Ahí fui su Drum Dr. Yo laburaba con el tema del backline y además soy muy amigo de Gabi Pedernera. Después me hice muy amigo de ‘Lulita’ y de Brenda. Siempre hubo una hermosísima relación de amistad.

Gabi me llamó para ese demo como Drum Dr., que lo grabamos con los hermanos Bergallo, y fue el que le mandaron a Pergolini. Con ése disco en la mano estuvo Brenda dos horas y media en el lobby del Sheraton esperando a León Gieco para dárselo en mano. Entre ella, Lula y Gabi se mandaban mensajes. Le preguntaban “¿Se lo diste? ¿Ya está? ¿Lo tiene?”. Cuando les hacían notas desde Santa Fe, se tomaban un bondi para ir hasta allá. O sea, iban a hacer notas y se volvían. Se decían “¿Y cómo lo vamos a pagar? – No sé, pero tenemos que ir. Nos quieren hacer una nota.” Y así también han ido a Buenos Aires a hacer notas a radios de barrio, de internet, sin fechas, y se volvían.

En fin, en ésa época Gabi me pedía prestada mi bata, porque en ese momento tenía una que no daba para rockear el estilo de ellos. Le faltaba un poco de volumen. Entonces venía con su bolsito azul, y se la prestaba. Si yo estaba al pedo, los acompañaba. Cuando se empezó a armar la cosa, ya les dimos una mano con otros amigos; de a poco fuimos armando el camión, lo fuimos sacando del barro, se acomodó, fueron saliendo fechas, viajes... Ahí quien fue muy importante en ese desarrollo fue Pablo Tremsal. Él programaba fechas, y tenía mucha data, entonces cuando se subían al auto les tiraba consejos. Un día después de un show en la plaza de la intendencia, donde tocaron para un evento social importante, Pablo estaba tirando tips y Brenda le dice “Vos tenés que ser nuestro mánager” (risas) y ahí empezó a laburar con ellos.

Juntos empezamos a viajar, a veces yo ponía el auto. “Salió fecha en Rosario”, íbamos a Rosario. “Vamos a La Falda”, íbamos a La Falda. En dos autos ya entraba más gente; y quien ayudó muchísimo también fue Fer Vélez…Me ha tocado llegar con ellos hasta Niceto, y después han hecho Vorterix, Luna Park, etc. Pero la cuestión es: yo los he visto laburar, loco. He hecho miles y miles de kilómetros con los Eruca y los he visto con las computadoras en los autos en pleno viaje haciendo oficina…

Yo desde afuera, como a lo mejor muchos otros que lo ven desde afuera, tengo la impresión de que es una banda que ha hecho TODO, paso a paso, lo que había que hacer para que les suceda lo que todo el mundo desea que les suceda...y aparte los tres son unas bestias tocando.

Totalmente cierto. Y además hubo algunos golpes de suerte, como por ejemplo el hecho de que había un vacío de voces femeninas con esa impronta. Pero el asunto es que, por ejemplo, seamos machistas e irrespetuosos al pedo; podés especular con que son dos chicas en una bandita de rock. Ahora, si tocás como el orto ¿Cuánto podés durar ahí arriba?

Nada.

Nada. Una fecha por lugar, nomás. Y si te comunicás mal arriba del escenario ¿Te llaman para otro festival? Si te llevás mal con los músicos ¿Te llevan a otro festival? Si en Cosquín o en Buenos Aires, para el Quilmes por ejemplo, te pelas con alguien adentro del escenario o en los camarines, o no das bola, es muy raro que te llamen de vuelta. Allá te dicen “Monitor”: “Juanma Tossi, monitor.” Como diciendo “Te estamos junando…”. Entonces, ¿Qué pasa con lo de “monitor” en Córdoba? Abrí Facebook. Ves discusiones todo el tiempo, loco. Abrís los canales de bandas de Buenos Aires y ¿Encontrás discusiones? No. Está todo bien, todo el mundo trabaja positivamente. Podés decir lo que se te canta siempre, pero las personas que dicen lo que piensan y se entiende lo que dicen como realmente lo quieren decir, o caen como hachazos, o son bravas en contenido y qué se yo, es porque saben. Tienen cierta experiencia, cierta templanza, que los pibes no. Si Malosetti habla es porque pasa algo, loco. Los pibes de hoy se confunden. “Tengo veintiún años y puedo hablar como Malosetti”. No. Cuando tengas cincuenta vas a poder hablar como él. Los pibes hoy están tan ansiosos que quieren tener todas las materias hechas a los veinticinco años, y no se dan cuenta que están en jardín de infantes. A ver ¿Sos talentoso para la música? Perfecto. Ahora…el trabajo, la culturización, el vocabulario, la impostación, el ‘approach’ comunicacional, ¿Qué?

Hoy se está dando un fenómeno en el que la excepción se convirtió en la regla. Es decir, que éstos temas se dan como menores y que la excepción es quién lo hace como se debe, y no al revés…lo que de cierta manera te da la pauta de que si laburás prolijamente de manera sostenida, en poco tiempo podrías asomar la cabeza del promedio…

Si. Y yo ya tengo junados a algunos del “top ten” como les llamo yo. Tienen de veintiún a veinticinco años, están laburando al palo y en poco tiempo van a quemar. No voy a dar nombres, pero los tengo junados a todos. Son todos buena onda, positivos, bienintencionados, no tienen mala leche, y no es que son caretas. Son auténticos cien por cien.

Una reflexión: En ciertos tipos de música, respetás una estructura. Si hacés hardcore o punk, por ahí está todo bien que putees al sistema, si es lo que pensás y lo que querés expresar. Pero si después de que te bajás del escenario, seguís con el bardo, y maltratas, estamos en un pañuelo muy chico, la gente se cansa rápido, te sueltan la mano enseguida, etc. Insisto, no pocas veces charlé con gente que no va a ver más bandas de Córdoba porque se ha cansado del puterío. Y para que estas cosas cambien, hace falta tiempo, debate encarnizado hasta el hartazgo. Encima acá los modernos se terminan yendo.


¿Escuchás música de Córdoba?

Sí, escucho mucha música de acá.

¿Algunos que quieras mencionar que estés escuchando ahora, o que disfrutes escuchar en general? Que hayas laburado, o que simplemente te gusten.

Te menciono algunos donde laburé, por ejemplo el disco Trío de Sur Oculto (que además grabé como sesionista), me gusta muchísimo el audio que sacó Luisito Primo en las batas de The Tristes, otros disco que me gustaron mucho fueron “Sacudiendo Gritos” de La Madre del Borrego, y la última sesión que tengo fresca y disfruté mucho es la de una banda de Andalgalá que se llama “La NN” (rock duro, metal, letras con contenido social hechas por profesores de historia de Andalgalá, ni más ni menos). Y después lo de Mari Polé me encanta, Santiago Guerrero, Carazzo, el disco último de La Madre, el disco de los Toch está tremendo también. Son muchos…


Hasta acá la charla que mantuve con Fernando Caballero. Sinceramente, una de las charlas más amenas que me ha tocado disfrutar en un largo tiempo. Y me tomo de algunas palabras dichas, que no forman parte de la presente nota hasta ahora, pero que son una síntesis de una forma de vivir adoptada tras pensar y reflexionar muchos años seguramente: “Está de moda ser “slow”, por más que la cabeza ande a mil, lo novedoso es tener tiempo. Elijo las situaciones en las que me quiero involucrar, hablo con quién quiero, toco con quién quiero, no me siento obligado a nada; hay que hacer, dejar de hablar y hacer. Para eso hago música, para ser feliz.” Eso incluye las personas con las que quiero tomar un café.

Muchísimas gracias a Fer por su predisposición para charlar de todo esto, y por sumarse a la propuesta del Producir en Córdoba. Espero que encuentren tan satisfactoria esta charla, como yo en el momento de tenerla.

Hasta la próxima!

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