Producir en Córdoba VII - Jorge Galizia

Después de un viaje que me hizo perder por la otra punta de la ciudad, encontré la calle y me predispuse a jorobarle el día con mis preguntas a un TIPASO. Laburador como pocos, que toma su trabajo con una pasión, un compromiso, una alegría y un entusiasmo envidiable de la mejor manera.

Nora (su fiel Sound-Can) también me recibe en la casa, aunque no estaba tan segura de que le ocupe el tiempo que le corresponde con Jorge. Como una duquesa del audio, se portó de diez y mientras iban y venían los mates y las canciones en el aire, arrancamos una nueva entrega de ésta serie de entrevistas que me ha permitido estar en un mismo cuarto con mucha gente increíble.

¡Ahí vamos!


Hablando de la industria de la música como la venimos llamando, parece que los ámbitos de desarrollo y concientización se transformaron en núcleos de reunión para putearse ¿qué te parece a vos que sucede con todo eso?

En general, y no por ningún caso particular, tengo buena relación con todos los músicos, productores, y demás personas con las que me he cruzado para trabajar. Pero va más que nada por una cuestión de la personalidad, nunca me ha gustado el conflicto. Siempre he tratado de sacar lo bueno que hay en cada persona. Eso lo aprendí de un amigo que tiene un temple increíble, que me hizo ver la manera en la que siempre veía las dificultades antes de las posibilidades de lo que yo mismo hacía. Eso me cambió la perspectiva. Siempre tiene que haber algo positivo, yo no contemplo que una persona pueda tener solo cosas negativas.

Lo que quiero decir es que trato de alejarme de las discusiones si identifico que no voy a poder sacar nada positivo de eso.

Para nosotros en la tarea de producir, es un valor fundamental el hecho de (aparte de saber tocar botones o escalas) saber escuchar. Más ahora que son épocas en las que no hay demasiados intermedios, sos vos y el músico en la mayoría de las veces…y la música tiene que salir.

Para mí, más allá de escuchar la música o la propuesta, la mentalidad o la visión que se tiene de las cosas es fundamental. En dos años o tres, participé en algo así como 12 discos. Una locura. Así me di cuenta de que uno tiene que aprender a escuchar y a trabajar, porque cada persona y cada proyecto tienen una visión diferente del mundo y un mensaje particular, que a veces son muy distintos. Se habla de muchos temas, y para mí trabajar la producción de esta manera es increíble.

La otra cosa es justamente lo que vos decías antes, saber dar un mensaje. Saber comunicarte, saber expresar ¿Qué es lo que se necesita de un artista o de una composición para que esté en un track de un disco? Pero LA toma que esperamos todos, depende de muchas cosas. No sólo de que el tipo toque bien su instrumento.

Trabajar con esto en mente me ha abierto muchísimo la oreja; jamás en la vida me hubiera imaginado que se me iba a abrir la oreja así. Desde disfrutar tocando chacareras hasta tocar o escuchar Pantera todo el día.

Es alucinante el hecho de poder estar adentro de un estudio grabando. La intimidad, el trabajo, el momento. Y trato siempre de hacer que la gente se dé cuenta de eso; no mucha gente logra ser consciente de lo que significa, ni de lo que cuesta a veces. Muchas personas hacen lo que sea para poder pagar un rato de estudio y grabar; lo que también me hace reflexionar a veces lo afortunados que somos algunos de poder decir que vivimos haciendo esto, desde pagar un alquiler, hasta hacer lo que te gusta gracias a la música…gracias a dar clases, escribir partituras, gracias a grabar violas en un estudio. La pasión se convierte en profesión.

Uno a veces está en piloto automático, pero cuando lográs desconectarte y te das cuenta que hace dos horas estás tocando…sentís esto de “uy qué alucinante que es estar haciendo esto, que bien que se siente”. Este lugar así como lo ves, lo soñé hace mucho…bueno, no así tal cual pero lo logré y de a poco lo voy armando como me gusta (Risas).

¿Cuándo empezaste a tocar la viola?

A los siete años. Fue gracias a un primo, en la época de Terminator. El loco consiguió “Use Your Illussion II”. Flashé con el disco, y la parte más rockera me pegó. Después una prima, que curtía Serú Girán y toda esa onda, me grabó un cassette con Tango Cuatro, de Pedro Aznar. Ése que dice “Mientes…” (Y tararea la línea de bajo). Esa línea de bajo es alucinante (Risas).

Y Soda Estéreo…Canción Animal fue una cosa increíble. Tenía ocho años y me acuerdo de cantar la línea de bajo de Hombre al Agua. Al punto que De Música Ligera es el tema que menos me gustaba del disco.

Igual…yo quería ser batero (risas). Un día fui a ver unos precios, y en ese momento salía u$S 800. Así que ni loco, mi familia en ese momento no lo podía pagar. Así que después mi vieja me regaló una viola.

¿Qué viola era? ¿Te acordás?

¡Si! Una Rómulo García.

¿Todavía la tenés?

¡Si! Está en la casa de mi vieja. Esa fue la primera…y una piedra era más blanda que esa viola (Risas). Arranqué con esa, tocando folklore con un primo que a la vez tenía un grupo de covers de Creedence. Él me daba clases. En un momento sacó una SG roja Fine y dije “wow”…lo otro fue que escuché Green River y ya me volqué a tocar la eléctrica.

A los tipo doce o trece empecé a ir al conservatorio y mi vieja me regaló una eléctrica (que era un veneno). Un compañero chileno, me pasó “Cristal Planet” de Satriani, y después me llegó “Band of Gypsys” de Jimi Hendrix…no entendía nada loco. No sabía qué hacían los sonidos, y la flashee mal. Más que nada por la búsqueda de audio, porque hay cosas que las aprecié ya de más grande.
El que me emocionó y lo estudié muchísimo, fue Steve Vai.

Después aprecié a BB King y al resto de los que ya conocemos. Me hicieron click los violeros que resuelven con dos notas, lo cual es bastante complicado. Nunca dejé la parte pirotécnica, pero me gusta tenerla como un recurso al que recurrir cuando sea posible, no que sea lo único que pueda tocar.


***
Escena desaparecida. Los participantes de la entrevista (guitarreros los dos) se pusieron a hablar de sus músicos y bandas preferidas. La entrevista se retomará en el próximo párrafo. Gracias por entender.
***

¿En qué conservatorio estudiaste?

En Río Cuarto, en el Julián Aguirre. No la terminé igual a la carrera, porque me interesaron otras cosas primero.

¿Y primero estuviste laburando en Buenos Aires, no?

En realidad terminé el secundario en Rio Cuarto y de ahí me fui a Villa María a estudiar Licenciatura en Composición, pero duré 5 meses. No me gustaba el ámbito universitario pero por una cuestión de que, a pesar que no sabía bien lo que quería, sabía que eso no era para mí.

Al tiempo, un amigo me dijo “tenés que venir a la Colmena” pero me era muy difícil a nivel económico. Después de eso, vine con mi vieja a Córdoba, me hicieron una audición y entré, al rededor del año dos mil; un amigo me decía “vos tenés que estudiar con un tipo nuevo que entró ahora, un tal Timy, Tini, Titi...algo así, que toca ese palo que a vos te gusta.”

Así que audicioné y me anoté con él. Entré a la primera clase con el Titi... Lo ví ya de entrada con el pelo largo hasta la cintura, ¡Y empezó a tocar a velocidades astronómicas! Pelaba como loco y dije “Uh este me cae bien” (risas).

Se presenta, saco mi viola, charlamos y zapamos toda la clase, y cuando terminamos me dijo “¿Sabés qué? Nosotros dos nos vamos a llevar bien. Así arranqué La Colmena.
Él fue la persona que me abrío las puertas, o que confió en mí a nivel profesional. Después empecé a trabajar y a girar con Alberto Plaza, más adelante conocí por un proyecto a Gabi, de Eruca (Sativa), y nos volvimos muy amigos. Éramos muy nerds (risas). Tenía una capacidad de proyectar la música muy increíble.

Más adelante fui profe y recién ahí me fui a Buenos Aires, que estuvo alucinante. Tuve experiencias muy zarpadas. Más que nada porque me fuí con una mano atrás y otra adelante, y con un disco grabado que se llamaba “Álter Ego”. Fue una etapa en la que laburé y grabé con mucha gente, en estudios hermosos y se me despertó esta cuestión de estar en el estudio. Grabé con Richard Coleman, con Leo garcía, después estuve grabando algunas cosas en El Pie, en Panda...La verdad son lugares míticos, no se puede creer cuando uno entra a esos lugares.

Te pesa la historia.

Te pesa, sí. No va cualquier nene a grabar ahí. Cuando me llamaron para audicionar para Vicentico, entendí lo importante del audio. Me di cuenta que había cosas que se me estaban escapando. Se me paró la oreja, empecé a laburar un poco más fino. Aprendí a tocar canciones.

Son cosas que a veces uno las experimenta pero que se escapan a una educación tradicional, y que no necesariamente tienen que conocerse antes, ¿No? Son parte del crecimiento y de la experiencia.

Claro, y son cosas que se te demandan cuando laburás para un artista, o cuando tenés que trabajar para alguien. Ahí  cumplís una función, y tenés que hacerlo lo mejor que se pueda.

¿Y cómo viviste la diferencia cuando volviste a Córdoba?

Es distinto. Me vine como viendo a ver qué podía pasar. Mi idea era quedarme un tiempo y ver qué sucedía. Me puse a dar clases, y durante un tiempo fue la fuente de ingreso. Después se me dio de producirles el disco a los chicos de Cronistas; craneamos un par de cosas y empezamos.

Al toque de ese disco, me llamaron para otro laburo y arrancamos con el disco de Exocet. Una cosa fue vinculándose a otra y se fueron sucediendo los trabajos. Hoy por hoy, estoy casi todos los días haciendo esto; y aunque la docencia pasó a un segundo plano, no la he dejado.

¿Qué laburos rescatas en los que te sentiste cómodo o afianzado para producir? Uno a veces se critica de más, pero todos podemos diferenciar esos momentos me parece.

Hace un tiempo fui a una charla del productor de Drexler que decía “yo, de los discos que he hecho, cambiaría todo pero no cambiaría nada”. Y siento algo bastante similar. Creo que lo que tienen los discos es que imprimen una etapa de la vida. Tanto uno como productor, sesionista, ingeniero o compositor. Hay cosas que se hacen y se dejan impresas en ese momento. Sí hay cosas que ahora resuelvo y que a lo mejor hace un tiempo me hacían ahogar en un vaso de agua.

Ahora las resuelvo y no les tengo miedo, o las encaro con el respeto justo y necesario. Los discos que ya están en la calle, trato de dejarlos así porque entiendo que marcaron una etapa. De cada proyecto tengo experiencias muy buenas.

El disco para mí es una pintura del momento. Lo que hay que intentar es hacer siempre lo mejor que se pueda, más allá de que mientras más tiempo pasemos laburando, la experiencia, y el desarrollo de la actividad por el hecho de estar en contacto con todo esto, te hacen ir afilando el oído. En la cancha se ven los pingos.

Mi límite como productor/técnico de grabación es de una tolerancia bastante corta al maquillaje de los tracks. No porque hagamos un tema con 80 pistas, va a sonar mejor. Prefiero que se hagan de nuevo buenas tomas a tener que meter cosas de más para arreglar algo que no funciona ¿Qué te parece a vos?

Totalmente. Trato de editar lo menos posible. Es más, muchas veces no edito. Puedo acomodar algo pero, por ejemplo, las baterías en su mayoría son tomas completas. No me gusta pinchar. Me parece que hay un feel que cada músico pone en una toma, que no se vuelve a repetir. Todas las tomas son distintas y tienen lo suyo.

El laburo con violas sí lo hago más fino. Trato de que haya una paleta más completa. Que haya dos o tres sonoridades distintas. No por nada hay una SG en una canción, una Tele en otra, una Strato…cada una te da algo diferente, aunque haya canciones que queden muy bien con un solo instrumento.

El audio de viola para mí, en un disco de rock ponele, es el color del disco.

¿Se dice o no se dice que algo no está bueno? Ya que estamos, con las voces, ¿Se dice que no está copado para lo que se pretende, en el caso que lo consideres así?

Sí. Yo lo digo, pero hay que ver cómo se comunica. Primero rescatemos lo bueno; veamos qué sirve, porque lo malo, cualquiera lo puede ver. Pero las voces son algo extremadamente particular. Hay timbres de voces que no me gustan, pero conmueven. Hay cuestiones mucho más profundas en lo que respecta al análisis de las voces, porque sos el nexo entre tu música, tu mensaje y el público. Cómo te expresas, qué palabras usás, las acentuaciones, etc. Si el timbre no te gusta, pasás a otra canción.

¿Cómo te parece que encajan hoy por hoy todas estas piezas? Me da la sensación de que a medida que va pasando el tiempo se hace más difícil consumir música. No digo “hacer”, que bien sabemos que siempre tiene sus cosas complejas; Pero… ¿Cómo hacemos con esta cuestión de que si hay algo que no funcione del todo, te cambian de canción, pasan a otra cosa, te borran de su memoria tan fácil como es apretar un botón? ¿Cómo encaja todo esto en un mundo con cada vez más información y que corre cada vez más rápido?

Y…hay sobreinformación y es cierto que los ritmos son más rápidos. Hablo con pibes que tienen diez años menos que yo y no puedo creer todo lo que ha cambiado. Yo a los 20 años rebobinaba cassettes con una birome (risas). Entonces está en uno ver cómo se adapta, y es un aprendizaje ¿Cómo hacés para mantener un público? ¿Cómo se llama la atención generando contenido para gente que te sigue? Pero también es un arma de doble filo porque ¿Qué contenido generas? ¿Está bueno lo que hacés, o es cualquier cosa?

Es una brecha muy fina. El desafío es quemarse las pestañas y laburar bien. Yo trato de hacer cosas que tengan la menor cantidad de “peros” posibles. Todo el tiempo veo cosas que aparecen y en un parpadeo desaparecen. Es muy cruel decirlo, pero hay proyectos que salen ya con fecha de vencimiento.

Si nos ponemos a pensar, antes se planificaba o se producía pensando a 5 o 10 años, y ahora a lo mejor tenés que pensar en sacar un disco por año porque si no desaparecés…

Y capáz que hasta menos tiempo. A veces me ha tocado laburar con gente que quiere grabar un disco de 15 canciones, y yo por ahí propongo “Presentá un disco de diez temas, y guárdate algunos…tené los 15 listos, pero después de un tiempo sacas los otros…”

¿Te parece complicado mantener el ritmo que se tiene hoy por hoy con respecto a esa vorágine de información y de contenido que se “debe” generar? Porque a lo mejor las generaciones más jóvenes de artistas salen con otra capacidad de adaptación, otra cabeza…pero el single, el disco, el video, etcétera, es un ejercicio complicado de mantener, si se quiere hacer bien…

Sí, y además de complicado es caro. Veo muchas cosas hechas con dos mangos que son súper creativas, pero no todos lo pueden hacer. Veo videos que están hechos con una sola cámara en que la propuesta está alucinante, y me encanta. Hay varios ejemplos. A la vez, si delegás todas las actividades tenés que tener una empresa.

¿Desde dónde te parece que debe plantearse la discusión de la Industria? Porque la verdad es que, más allá de las buenas intenciones y de la gente que está entendiendo las cosas, en Córdoba no existe una industria competente y consolidada masivamente todavía…

Lo que sucede es que hay muchos proyectos que se están adaptando a las movidas nuevas; y sí, no hay un círculo de trabajo o una rotación, o decir “Bueno, tengo un par de lugares acá cerca para hacer un corredor…” y manejarte de otras formas, etcétera.


Cuando hablamos con José Gentile, le pregunté por su experiencia en conglomerados importantes para la industria musical mundial y me comentó que una gran diferencia es que cuando los músicos salen de su preparación, o tienen una propuesta artística tienen todo el tiempo a disposición una cantidad de información muy importante y todo un aparato de actores dedicado a trabajar en las diferentes necesidades de esa industria artística; que toda esa gente de alguna manera “garantiza” un piso de calidad laboral alcanzable y más realista a lo que “debiera ser” la actividad. Desde el vamos un bar de mierda tiene las comodidades mínimas para un espectáculo correcto. Lo único que debe hacer la banda o el artista es arreglárselas para competir y llegarle a la gente con su mensaje. Salvando las distancias económicas, que es la excusa más fácil, ¿Qué te parece que falta generar acá?

Me parece que hay cosas que se están desarrollando en Córdoba a las que hay que darle mucho tiempo todavía. Bandas, productores, arregladores, etcétera. Sí veo que se está asomando la cabeza en el aspecto de contar con mánagers, prensa, productores…que antes no pasaba. Es un pequeño paso, pero que ayuda a que se vea realmente que el laburo se tiene que hacer de otra manera.
En otros lugares, además de estar acomodados económicamente, o por lo menos ser previsibles, donde tenés muchas posibilidades más que acá de hacer un proyecto sustentable, la industria funciona porque es rentable. Y eso es muy complejo de lograr. De todas formas es muy difícil vivir de tu música.

Yo conozco gente que labura y que mete muchísimo público, y recién a los tres o cuatro años de estar haciendo una movida súper interesante pueden ver algunos resultados.

La industria no está preparada todavía, pero creo que va por buen camino. Más si todos aportamos constantemente a que la cosa suceda. Compararlo con otras industrias que tienen un desarrollo de cuarenta o cincuenta años, es durísimo. Te atacan las dudas, no tenés certezas. Las cosas no te cierran. Tenés toda una visión “romántica” de lo que es el arte, y en realidad hay que encontrar un punto medio entre la visión romántica y la de pagar las cuentas.


¿Consumís música de Córdoba?

Sí, mucho.

¿Cómo la ves de acá a cinco o diez años?

No tengo ni idea. Sí veo que hay mejores proyectos, muchos de esos proyectos que voy a ver están producidos por alguien. Se está tocando mejor, y hoy por hoy vas a un show a ver eso, un show, un proyecto, algo interesante.

Por cuestiones de tiempos y también auditiva, no voy a tantos lugares como quisiera. A veces no voy a todas las que me invitan, porque al otro día tengo que seguir laburando y los oídos y la mente me tienen que funcionar.

Me gusta ir a Cocina de Culturas, por ejemplo, que tiene una grilla y una propuesta diferentes a la que uno no está vinculado. Me gustan algunas cosas de Studio Theatre, etc. Creo que se podría hacer más, pero hay cosas.

¿No te parece que hacen falta más decisiones de fondo, además de que se deje que la cosa siga su curso?  Por ejemplo aprovechar mejor los recursos de Cultura para que la estructura sea más funcional a los artistas…

Sí, eso sí. Ni hablar. A veces hay situaciones en las que te ves teniendo que hacer “lo que salga” porque “no hay otra”. Hace falta que haya más posibilidades de poder trabajar, de tocar. Un mínimo de posibilidades. Un piso por lo menos. Tenés que poder laburar con la retribución correspondiente para poder soportar tu arte o lo que sea. También se tiene que aprender de eso. De a poco hay un cambio en el público por ejemplo, que apoya un poco más; después las cuestiones políticas sabemos que en todos lados son un problema… Pero eso, debería haber cuestiones mínimas que sean para mejorar: como prescindir del cobro de algún impuesto a los lugares que lleven bandas a tocar para que haya una retribución por actuación…algo.

¿Por dónde pasa el ser más Profesional? ¿Es una cuestión artística, técnica, escénica…?

Un poco de todo. Pero las experiencias que te exponen a un nivel mayor, son las que te van a exigir que te preguntes qué querés hacer. Si todos tocamos en un mismo lugar, a un mismo nivel, te vas a quedar ahí.

Cuando tenés experiencias que te hacen visualizar las cosas de una manera un poquito distina, ahí está la clave. Está en vos si tomás esa idea, si lo ves, o si te quedás en tu zona de confort, como dicen ahora.

A mí me pasó cuando audicioné con Vicentico. El violero llevó una Telecaster, un par de pedales, enchufó y salió andando. Me dejó de cara. El loco llegó sonando. Lo escuché y me dije a mí mismo “ah no, acá me estoy perdiendo de algo…”. Esa fue una experiencia reveladora, de la cual podés sacar dos visiones: una es decidir que morís con la tuya y seguís haciendo lo mismo, y la otra es decir “yo quiero estar ahí” (No necesariamente en ese mismo proyecto, sino en ese nivel).
Otra experiencia que me ayudó muchísimo fue la de laburar con Coleman. Además de que es un tipo que sabe de todos los pedales, efectos, instrumentos, etc, me dejó de cara la manera de laburar dentro del estudio. Cómo encaraba las letras, como resolvía ciertos temas. Uno tiene que ser lúcido, ver de dónde saca la información. En mi caso tuve la suerte de tener esas experiencias, que me despertaron otras cosas.

Para vos, ¿Qué rasgo importante debe tener un productor, para ofrecer a quien vaya a grabar?

Mucha gente llama por el audio que lográs, por las canciones que creás…te puede aportar tener una mirada más objetiva de tu proyecto, te puede sacar ideas que a vos no se te ocurrían, te puede ordenar un poco la información, que es algo fundamental. El estudio tiene que estar organizado, porque si no es un caos.
Lo que está bueno de laburar con productores es que te den una visión diferente a la tuya, sin perder la esencia. Alguien que potencie mis cosas buenas, y que sea honesto con respecto a lo que no está todavía tan bueno.



Nuevamente concluímos otra charla en el contexto de Producir en Córdoba que fue de una satisfacción particular.

Quiero agradecerle muchísimo a Jorge por el tiempo, la amabilidad, la felicidad y la predisposición dedicada a debatir conmigo estas cosas, y siempre con la esperanza de que podamos ir para adelante en este mundo que tanto nos apasiona y nos atrapa todos los días, el de sacar a la luz nuevas formas de ver el mundo…y de escucharlo en canciones.


Hasta la próxima.

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