Producir en Córdoba VIII - Mati Sabagh

Era una tarde de enero en que las lagartijas andaban en ojotas. El calor estaba insoportable, pero hacía tiempo habíamos arreglado una charla, con la promesa de un whisky. Me propuse a cruzar la ciudad con mis preguntas abajo del brazo, o en la mochila más precisamente, y me dirigí a mi antiguo barrio céntrico para descubrir que hace un tiempo atrás éramos vecinos de la misma cuadra. Llegué, toqué el portero y mientras tomaba un poco de aire que había empezado a circular por la sombra en la vereda, se asomó la chivita (y la peluca) del turco. Pasamos y le dimos rienda suelta al mate, que aunque hiciera cincuenta grados es fundamental para estos servidores; con ustedes, la charla número ocho de la serie:



-        ¿Qué visión tenías de los productores artísticos en general?

Que “Te hacen tocar menos”. Eran esoe tipo de prejuicios. Uno no lo entiende, está con todas las ganas de tocar y ni lo piensa. Me acuerdo que con el primer productor que laburé fue el Ale Di Rienzo, laburamos mucho, todo el tiempo me decia “aca MENOS!” (Risas), al principio pensaba que me estaba cortando las piernas, luego comprendi a que se referia, basicamente a no meter al pedo y pensar en la cancion. Aprendi muchisimo de eso.

-        ¡Te habrá hecho sufrir un poco!

(Risas) Sí, pero yo estaba en un momento de mi vida donde no tenía tanta experiencia, ni tanto gusto para tocar tampoco. Entonces era tocar para mostrarme y una cuestión natural para todo músico que cuando te sale algo que practicás durante mucho tiempo, la querés tocar a cada oportunidad que tenés. A medida que vas creciendo (aunque yo todavía esté en ese proceso) te vas dando cuenta lo que siempre te dicen los productores que “menos es más”; o sino “pará, afloja…ahí es base y nada más”. Hace un par de años no era tan común que las bandas de acá grabaran con un productor o un Drum Dr, y ahora estamos llegando al punto de que son roles imprescindibles.

-        A lo mejor lo que no se tiene en claro es qué rol debería cumplir un productor…

Sí, yo siempre hablo con las bandas que me llaman para laburar y he propuesto muchos productores. A mí todavía no me da para producir, aunque en algún momento me gustaría hacerlo, a lo mejor empezando con amigos o proyectos propios. Cuando hago los Drum Dr. siempre estoy dando una mano y dandole mi punto de vista de algunas situaciones que pueden surgir, les tiro ideas y cosas asi, siempre y cuando se me dé el lugar para poder hacer el comentario, obvio.
Trato de respetar los límites que se me ponen en cuanto a la función en la sesión. Cuando hago éste laburo, me pagan para que afine y deje en condiciones la bata, no para que hable. Pero está bueno que alguien de afuera haga algún comentario que sume y proponga alternativas frente a una situación que lo requiera. Sobre todo desde el audio cuando por ejemplo me toca decir: “fíjate que esa bata tocada de esa manera, no está sonando, probá de esta otra manera…”; en muchas oportunidades me lo terminan agradeciendo, porque uno por ahí ya conoce el instrumento y puede dar un consejo útil. De todas maneras la escena está mucho más profesionalizada que antes, y a nivel nacional está mucho más competitiva. El “fantasma” de Buenos Aires ya no lo es tanto. Se escucha menos eso de “si no grabás en Buenos Aires no sonas”. Pero hay que entender también que allá empezaron a dar pasos importantes hace más de 50 años. Y en Buenos Aires te tomás un bondi y estás en el estudio de (Mario) Breuer, pudiendo preguntarle al tipo “che, ¿Qué hiciste en éste disco de Charly?”… Esas cosas desde acá las tenemos que andar ‘googleando’ o escuchando de YouTube y sacando conjeturas.

-        La data está más al alcance…

Totalmente. Con todo es así, incluso con lo musical.

-        Vayamos para atrás primero y contame, para quien no te conoce o no ha escuchado nada aún, ¿Cómo empezaste o cómo te acercaste a la bata y a la música?

Mi inquietud musical empezó más o menos a los diez años (y con la bata a los once). Yo vivía en un pueblo que se llama Anisacate, a diez kilómetros de Alta Gracia y 50 kilómetros de Córdoba, donde mi vieja tenía un remis y llevaba a los pibes de la zona (yo incluído) a la escuela en Alta Gracia. En uno de esos viajes, así totalmente de pedo, conocí a un pibe que se llama Axel (que hace poco lo vi y le dije “pensar que por vos yo estoy tocando la bata” – risas) que un día me dice totalmente de arrebato: “¿A vos te gusta el rock?” En ese momento yo no escuchaba NADA de música. Es más, quería ser paleontólogo (risas). No tenía ni idea de la música y no me llamaba la atención ni por asomo. Le contesté que no y en la conversación me terminó invitando a su casa a escuchar algunos discos. Fue la primera “master class” que tomé en mi vida. El loco con doce años me mostró desde Marilyn Manson, pasando por Metallica hasta Blink 182; y tenía un folletito que decía el disco, el artista…estaba buenísimo. No sé de dónde había sacado tanta data, pero estaba buenísimo (risas). Era tremendo. Íbamos escuchando mientras él me contaba “eso que suena es un bajo y eso una batería…”. Él quería tocar la batería y me empezó a llamar la atención, junto con la guitarra. Ese año estuvo dando vueltas en mi cabeza la idea de ambos instrumentos hasta que en el año 2001 se da que me compran la bata y arranco con un profe.

-        ¿Te acordás qué bata era?

¡Sí Era una ‘Lazer’ que me acuerdo haberla comprado en ‘planet.com’ allá en Rodriguez del Busto. Mi viejo iba a tomar el café a ese lugar y me llevaba, entonces él se quedaba tomando el café y yo iba a ver los discos y demás. Me daban un toque de miedo los discos de rock (risas). En ese momento estaba Limp Bizkit que salía puteando a todo el mundo y, aunque no entendía mucho inglés a esa edad, me daba cuenta porque estaba todo censurado. Era una canción y cada dos palabras ‘piiip’, ‘piiip’…se estaba puteando la vida el loco (risas). Después me acuerdo de la tapa de Marylin Manson con el crucificado al mejor estilo ‘The Walking Dead’ y pensaba: “No, si llevo esto mi vieja me mata…”. En esas visitas, vi la bata exhibida pero era como ir a comprar instrumentos a Musimundo: tenés una guitarra en exhibición pero es marca “pichichus” hecha con madera de fibro facil que se yo… (Risas). Cuando la vi estaba armada con el bombo y los tres toms, nada más. Me acuerdo que salía quinientos pesos. Empecé a decir que me la quería comprar y empecé a ir a clases. Mi profe me daba ejercicios con el redoblante y yo le decía “pero mirá que estos no los puedo hacer porque solamente tengo estos tres cuerpos”, así que me dijo que lo haga con esos. Al tiempo me llegó la bata en una caja enorme, la fui a buscar y cuando la abro estaba toda desarmada. Eran los aros uno adentro del otro, los tornillos en una bolsa, las arandelas en otra…y yo había visto una bata cuatro veces en toda mi vida. Lo único que venía armado era el redo, que esa fue otra sorpresa, venia completa! Con redo, banqueta, platos y hasta baquetas!.

La empecé a armar con un amigo (que ahora es milico así que calculá la poca idea que teníamos) como nos salía.

-        La primera sesión de Drum Dr de tu vida…

(Risas) ¡Claro! La quinta vez que vi una bata fue cuando la tuve armada. Ahí empecé, pero igual no estudié mucho al principio, tocaba todo el dia, pero no tenia rutinas de tecnica ni nada de eso.

Con Agu Romanelli

-        ¿Cómo empezaste a tocar?

En los primeros momentos tocaba mucho arriba de discos que me gustaban, o ponía MTv y seguía los videos y trataba de tocar lo mismo.

-        Cuando en MTv pasaban música… ¡Tenías una sola oportunidad por canción!

(Risas) Exacto. Me acuerdo que seguía el tema de Maná que se llama ‘Ángel de Amor’, que empieza con los toms y decía “wow, eso tengo que hacerlo”…pero era viéndolo. Mirar rápido y acordarme. Era verlo y esperar a que vuelva a aparecer. Eso y además tocar. Tocabamos mucho cuando éramos pibes con la banda que tenía.

-        ¿Cómo se llamaba la primera banda donde tocabas?

La primera banda se llamaba “Alzheimer”. Éramos MUY MALOS. Nos olvidábamos todos los temas (Risas). Esa banda después de un tiempo cambió de roles y se pasó a llamar “Titus”. Éramos un trío de punk que le copiábamos prácticamente todo a Blink 182 (para mi Travis Barker es un referente; la primera vez que lo vi tocar dije ‘ah, se puede hacer eso con la bata’).

-        ¿Cómo llegaste a la grabación con Alejandro?

Con ale siempre jodemos porque decimos que ambos dos nos vimos crecer mutuamente. Unas de mis primeras grabaciones la hice en 440 (cuando tenia 13 años mas o menos) con una banda que se llamaba La Guanzelmo, y haciamos “rocanrol”. El estudio era menos de la mitad de lo que es ahora, era muy chiquito. Luego nos fuimos cruzando en diferentes momentos y cada vez que iba el lugar estaba distinto, tenian algo nuevo y cosas cambiadas. Cuando tenia 15 o 16 años fui con un proyecto del cual aprendi muchisimo y me ayudo mucho a crecer como musico y batero, que fue una banda que se llamaba Resistentes, con ellos aprendi a sacarle audio al instrumento, y cosas tan basicas (pero que no tenia idea) como que el bombo tenia que seguir el patron del bajo. Los kias que tocaban ahí eran dos hermanos, Leo Guzman y Edu Guzman (ex elegantes taunus), con muchisima experiencia; tengo los mejores recuerdos de ese disco. Paso un tiempo en donde no nos vimos mas, yo me quede sin bandas, estaba en el ultimo año del cole y entre en la edad de la boludez absoluta, había dejado de tocar, pensaba en el viaje de estudio, no quería saber nada… En ese contexto fui a grabar un disco con un amigo que producia el Ale. Me acuerdo que me sentí muy mal en el ensayo porque no me salía nada: los cortes eran feos, mi nivel de audio era menos cuarenta, en otras palabras estaba durisimo, super oxidado y fuera de training. Ale se sintió preocupado por verme en ese nivel porque me había visto a los quince años grabando el disco de “Resistentes”, y yo estaba mucho más en forma, entonces por logica se espera o que este igual o mejor, pero no, estaba peor, imaginate como sali de ese ensayo, con la dignidad por el piso (risas). Asique me planteé dos posibles caminos, o seguía a full con la bata y le metia con todo o vendía todo y me dedicaba a otra cosa (de hecho, hice un año y medio de Ciencias Economicas).

Recuerdo que lo llamé a Hugo Ordanini (Musicos del Centro, Posdata, Tamboor, Piero, Pimpinelas, entre muchisimos otros), que es mi gurú, un baterista referente y legendario. Me dijo que estaba bien que quisiera aprender pero que si quería ser bueno tenía que estudiar la rutina que el me daba, una rutina de 2 horas (que de no hacer nada a 2 horas en un montonazo, pero me propuse hacerlo sí o sí). Asique le metí con toda, y al mes de empezar ya sentia cambios zarpados. No en velocidad pero en AUDIO. Sentía que tocaba y sonaba increíble. En ese momento abandoné la carrera, que me demandaba mucho tiempo. Al año siguiente me anoté en La Colmena y no paré más, hasta hoy. Cuando entras en la onda de las rutinas de estudio te das cuenta que con dos horas te quedas corto, llegue a estudiar todo el día: seis, siete, hasta nueve horas dándole.

-     Después del disco que grabaste con Alejandro (Di Rienzo) ¿Qué más hiciste en los inicios como parte de la formación de músico profesionalmente hablando?

En ese disco laburé con el Fer (Caballero) y entendí el laburo increíble del Drum Dr, que me voló la cabeza. Ese disco fue increíble. El tipo se acercaba, afinaba, preparaba la bata y cuando vos te sentabas sonaba increíble. Él fue pionero en esto, una suerte de padre de los que siguieron. En Buenos Aires estaba el Bolsa (Gonzalez) que era más conocido. Él empezó en el disco “Pappo y Amigos”. El Bolsa tocaba con Pappo y ajustó las batas a cada una de las bandas que caían a grabar. A partir de ese disco hizo mucho contacto con bandas nacionales, en una época en que lo llamaron para todos los discos. Acá lo hizo Fernando, y se convirtió en pionero.

-        A Fer le pasó lo que hablábamos al principio de los productores: pocos comprendían qué era realmente lo que él hacía.

Claro, imagínate que ahora cuesta que entiendan cuando te piden un presupuesto, hasta que te ven laburar y dicen “eh, cómo cambia…ahora sí suena”.

Volviendo a la pregunta, pasó bastante tiempo después de esa grabación en 440 (Estudio) para volver a grabar. En el interín me seguí preparando y creo que el siguiente disco que grabé fue de una banda mía que se llamaba “Así No Vale”, junto con el bajista de “Resistentes” que en este proyecto tocaba la guitarra y una chica que tocaba el bajo. Estuvo bueno. Después entré a The Greets.

-        ¿Cómo entraste en contacto con The Greets? ¿Cómo empezó todo?

Los conocí porque el Cabeza (Marcelo Alonso) en un momento me había invitado a formar parte de un proyecto que tenía de una banda tributo a Pappo

-        Volumen 3…

Exactamente. Fue una época tremenda. De ahí un día me llamó Rodri (Castiñera – The Greets). Yo había visto un séxtuple de los Greets entrando a Córdoba un día que volvía de Alta Gracia, a la altura de la rotonda de Plaza España, y flashé que era una banda de afuera. Por la estética y todo, parecía de otro lado. En esa llamada me dijo “Mirá, yo soy Rodri, tu número me lo pasó el Cabeza porque estamos buscando batero y te quería invitar al casting que estamos haciendo…”. Le contesté que sí. Para esa época yo ya hacía reemplazos, me pasaban los temas, los estudiaba, iba, los tocaba y punto. Tenía un training. Nunca fui de caer a un ensayo sin tener las cosas sabidas, no me gusta, me parece muy poco profesional y una falta de respeto para el artista o la banda.

Voy, hago el casting, los locos se coparon y tuvimos la primera fecha. Para ese entonces querían un reemplazo solamente, pero después de ésa fecha me invitan a quedarme en la banda. El batero que ellos tenían hasta ese show era el Tevi Giordano (“La Pata de la Tuerta”), a quien yo ya conocía, por lo tanto me acerqué y le dije “Che, mirá…los pibes me preguntaron si me quería quedar en la banda, así que te quería preguntar qué onda vos; ¡No te voy a pasar por encima!...” El loco me dijo que ya estaba enterado y se quería abrir de la banda porque estaba a full con ‘La Pata’, que estaba todo bien. Así que ahí empecé con The Greets, hace 6 años atrás. Desde el 2010 hasta ahora seguimos tocando…por todos lados.

El Turco tocando

-        ¿Por dónde estuvieron? ¿Algún lugar o viaje que recuerdes particularmente?

Escenarios tuvimos muchos. En La Falda bajo las Estrellas estuvo muy bueno, en Buenos Aires varias veces, el cumpleaños de Córdoba al frente de Patio Olmos con Vicentico estuvo buenísimo (nos morimos de frío). Me acuerdo pero se mezclan muchos. Uno que estuvo bueno fue en la Fiesta de las Colectividades, que salimos en el diario. El Samsung Studio en Buenos Aires…tenemos muchas anécdotas, pero tendríamos que hacer una entrevista para eso solo nada más (risas).

También tenemos losas…un viaje que hicimos a Corrientes en el que demoramos diecisiete horas en llegar. Estaba inundado por todos lados, se me rompió el amortiguador del auto en el medio del viaje, tuvimos que desviar por un par de lugares… Y la vuelta se hizo eterna: salimos a las once de la mañana de Corrientes y llegamos a Córdoba a las cuatro de la mañana del otro día.

-        Algo que siempre me llamó la atención de las actuaciones de The Greets es que siempre están ajustados respecto del show. Se nota el laburo, lo que me lleva a la pregunta que hago siempre ¿Para vos qué significa ser profesional? ¿Qué compone a una banda que se digne de llamarse profesional?

Yo creo que las bandas de la escena están muy encaminados en la profesionalización del laburo, están entendiendo las cosas. Para mí significa tener tu instrumento en condiciones, saber ejecutarlo como corresponde (no está bueno ver en un escenario a una persona que no sabe qué está haciendo o no le sale ni una, o no afina ni el timbre), eso como primer punto. Saber qué tiene que hacer cada uno y estar lo mejor equipado posible, de a poco. Siempre digo: más vale tener una cosa buena, que mil cosas berreta.

Como segundo punto, a nivel banda, hay que ser consciente de lo que está pasando. No cerrarte a tocar lo tuyo y nada más. Fijate qué está haciendo el músico que está al lado tuyo. Me acuerdo que el Gon (Castiñera), el bajista de los ‘Greets’, un día me dice: “Me llama la atención que yo estoy tocando el bajo y siento que cada arreglo lo estás apoyando con la bata”. Eso es una característica de mi toque, porque me encantan las melodías del bajo y las estoy cantando todo el tiempo, de hecho en algún momento me quiero poner a estudiarlo. Volviendo al punto, tiene que haber esa conexión entre los músicos. Si se labura bien de esa manera, eventualmente se puede lograr tener un buen audio como banda, se logra imprimir una identidad.
Algo muy importante es tener un buen show, que lo es todo. En ese sentido yo tengo una cabeza muy ‘yankee’. Ellos hablan del ‘entertainment’ (entretenimiento). Lo que estás haciendo con tu banda es entretener al público, entonces tenés que concentrarte en eso. Los shows de ellos son luces, pantallas, fuegos artificiales, etc. Bajado a estas latitudes y a estos presupuestos, hay muchas cosas que se pueden hacer; pero si estoy viendo a una banda donde el batero no se mueve, el bajista está mirando para otro lado, el violero no levanta la cabeza…no te transmite nada. Yo necesito ver una banda que transmita y sienta lo que hace porque, por más que se toquen todo, si están duros no pasa nada. Hay muchísimos músicos que no tocan con virtuosismo o mucha profundidad técnica, pero te transmiten TODO.

Por otro lado, volviendo al inicio de la cuestión profesional en el disco, hay que tratar de sonar igual que en la grabación, pero también existen licencias que te podés tomar en el disco con respecto al vivo. Por ejemplo: usar un redoblante por canción, usar una o dos violas distintas por tema… la búsqueda del audio. Y eso está genial… Pero después me ha pasado que han venido a hablarme diciendo “Quiero tener en el disco el mismo audio que voy a tener en vivo”, o “Quiero usar mi bata para grabar el disco porque después es la que voy a llevar al vivo” y no es así eso; ¿Para qué querés usar tu bata que no está buena para el disco, siendo que es lo que va a quedar grabado y te tiene que despeinar? En el vivo rigen otras leyes, se va a ver afectado por todo el audio de la banda; o vas a ir a un galpón y un golpe de redo se va a escuchar ochenta veces, entonces no es lo mismo. En el disco tenés que tener un control de calidad mucho más elevado. Un equipamiento de media gama en un vivo está todo bien; ahora, el equipamiento media gama para el disco…puede ser que esté más o menos bien, pero con algo de alta gama va a estar cuarenta veces mejor, simplemente cambiando a un buen instrumento.

Hay que tratar de parecerse al disco cuando uno toca en vivo, con las licencias obvias de cada caso. Pero algo muy importante es que no está bueno que te “fabriquen” en un estudio. Tenés que poder defender lo que hacés cuando sacás el disco a la calle.

He visto miles de bateros fabricados con edición en un estudio, que cuando los vas a escuchar en vivo…no pasa NADA. Y pasa a nivel local, tanto como nacional. Me ha pasado de ir a un Cosquin Rock con la expectativa de escuchar una banda que había sacado un buen material, y cuando los vi me di cuenta que el batero no pegaba UNA; te juro que me sentí estafado. Porque ése es el pensamiento. Tenés una banda que se suena todo en el disco y en vivo nada que ver; es decir “pero vos NO sos esto al final.”

Es lo mismo que me saquen una foto a mí y con Photoshop me hagan rubio, de ojos celestes, con la nariz más chica y me saquen un lunar... Cuando me veas en persona vas a pensar “¿Qué carajo te pasó?”.

-        Y encima es una práctica cada vez más común… ¿No te parece que el estándar de calidad es un poco más sencillo de alcanzar que hace cuarenta años? ¿Es positivo? ¿Cómo ves el avance de la tecnología?

La tecnología está buena para aprovecharla, pero me gustó la metáfora de recién: la comparación con el uso de Photoshop. Puedo camuflar dos o tres cosas, taparme un grano, embellecer un poco las cejas…pero tu escencia está. Es la misma. Ahora, si yo saco una foto y cambio todo…el cambio es drástico y además no es lo que soy. Está bueno valerse de la tecnología pero no hay que abusar.

Hoy por hoy está bárbaro que todo el mundo pueda acceder a algunas herramientas para grabar. Antes solamente grababa el que sabía y en estudios que eran laboratorios, y el que no sabía lo mandaban a estudiar. Hoy es más accesible, pero hay muchos que no tienen idea de lo que es un instrumento y se meten adentro de un estudio. En muchas charlas con productores más jóvenes siempre digo: “No tengan como primera opción al primo o al amigo”. Me ha pasado después que vaya el primo a grabar al estudio y no pasa nada; Y la otra es “Mi amigo me lo graba gratis”. Pero todo lo que te ahorrás en la grabación, te lo vas a tener que gastar en la edición y la mezcla…porque es así. Yo he visto mucha gente que CAGA proyectos. No suman sino que restan, y eso es gravísimo. Por ahorrar dos mangos. Cuando no casan la onda y las ideas no están buenas, o lo que se toca por parte de esa persona está abismalmente fuera de contexto, hay que tomar deciciones. Hay que ser humilde y darse cuenta de lo que podés tocar y qué no. Me ha tocado rechazar propuestas para hacer estilos de música que no podía hacer, también. Si tengo que hacerlo sí o sí, no me voy a mandar crudo a grabar, me voy a poner a estudiar la técnica y los recursos que se usan para ese estilo. Hay que ser responsable y tomárselo en serio.

-        Va de la mano con ser profesional. Es lo que le hace mucho mal a la eternamente incipiente industria, ¿No? Hay muchos músicos que se llaman “músicos” que no se toman en serio lo que hacen ellos, arruinan el proyecto y reclaman cosas que ellos mismos no están dispuestos a hacer…

Yo lo que veo es que acá falta valor agregado: “A mí me pagan por tocar eso, así que voy a hacer solamente eso y como no es lo que más me gusta, voy a ir con la onda que tengo.” No, loco. Te están pagando por ejecutar un instrumento que estudiaste. Agradecelo.

Está bien, a lo mejor no es ‘jazz-metal-fusión-algo’, pero es tu laburo.

-        Sino dedícate a otra cosa…

Exacto, no podés tomarte el laburo a la ligera para terminarlo y tomarte el palo. Porque para la otra persona que te contrata y te paga, puede ser lo más importante que haga en su vida, ¿Me explico? Veo mucho eso: “Nah, yo grabo y me voy al pingo…” Hay que escuchar, producir tus propias ideas, investigar, escuchar música. Eso es el valor agregado. No caes a tocar la base y te vas, sino que caes con una idea, hacés propuestas, tenés alternativas, estás más inmerso en el estilo.
Hace poco grabé para “La k’onga”, que hacen cuarteto moderno, con batería. Entonces me puse a escuchar “Sabroso”, temas anteriores de “La k’onga”, varios temas que tenían ese estilo. A ver qué meten, que NO meten, dónde abren... Por ejemplo me di cuenta que pocas veces usan el ‘ride’, usan todo el tiempo el ‘hi-hat’, y por momentos bastante ‘rocker’; busqué un audio que despegue, un buen bombo con mucha dinámica, un tacho que pegue en frecuencias que no jodan a la voz o las trompetas, etcétera. Y además me tocó laburar con gente que tuvo muchísima onda conmigo y me dieron libertad para tocar lo que yo considerara que estaba bien.

-        Eso está bueno. Seguramente consideraron quién sos, cómo laburás y demás, por algo te llamaron.

Seguramente. Si bien no me conocían tanto, como el laburo me lo pasó Luis Primo se refugiaron en la confianza que le tenían a él. Estuvo muy buena esa experiencia.


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     Definamos un poco qué significa ser “Drum Dr.” Para dejar en claro qué laburo hacés, para todos los que no comprenden todavía puedan entenderlo mejor:

Sí, es una pregunta recurrente. A medida que me lo preguntan, trato de hacerlo más sintético:

Básicamente es la afinación y la calibración del instrumento para el contexto musical en el que se lo va a ejecutar ¿De qué forma? Se hace primero eligiendo el tipo de instrumento que mejor se adapte a lo que se quiere grabar ¿Qué estilo vas a hacer? ¿Jazz, rock, pop, folklore, fusión…? Una vez que se tiene el estilo se planifica cómo va a ser la configuración de la bata, cuántos toms, qué platos, etc.

Seguido de esto vemos ¿Cómo toca el batero? ¿Le pega fuerte, despacio, con ‘rimshot’, sin ‘rimshot’…? Y después las canciones: Una balada, un tema tranquilo, uno al palo, etc. A partir de toda esa información se hace el laburo, en el cuál se termina definiendo entre las partes la batería que mejor se adapta a todo eso, qué redoblantes…

-        Claro, se suele llevar algunas opciones para poder cambiar y probar…

Sí, yo suelo llevar entre diez u once. A veces se usa un solo tacho, pero la idea es llevar para probar en la sala, porque no todos los lugares suenan igual entonces llevo una paleta grande de opciones y de esa manera se elige el que mejor responda a la exigencia en particular.

-        El lugar define muchísimo el audio de batería, sobre todo en estilos como el rock y en una época donde está muy de moda usar micrófonos de ‘room’ para dar dimensión y textura, para usar en contraposición a las reverbs artificiales por insert donde todo suena igual y desde un solo punto en el espacio…

Realmente tener una buena sala o grabarla en un lugar adecuado es importante. La batería es un lugar muy sensible al lugar donde se graba. Siempre doy el consejo de afinar la bata en el lugar donde se va a grabar, porque no suena igual en otro lado. Antes se estilaba mucho decir “caete con la bata afinada, eh”. En tu casa puede sonar mortal, pero en el estudio horrible…o al revés. Ya el hecho de sacar la batería de tu casa, cambiando de ambiente, cambia el sonido del instrumento. Así lo mismo pasa con el aire que queda adentro de los cuerpos, la humedad ambiente, si la llevás de un ambiente muy cálido al estudio donde hay aire acondicionado al palo cambia mucho! Se puede comvertir en una verdadera pesadilla a la hora de afinarla…hay muchas cosas que se tienen que tener en cuenta.

El Drum Dr. lo suelo definir como un aliado del batero, que está al otro lado del vidrio. Hay veces en que los productores tampoco saben cómo expresarle la idea al batero, o hay veces en las que identifican que algo suena raro pero no saben qué otra opción darle al músico. Hay que tener también el mayor tacto posible para hablar cuando hace falta, porque en ocasiones tenés que hacerle ver al baterista que no está tocando bien algo y por eso no suena, para reemplazarlo por algo que esté igual de bueno que lo que está intentando hacer pero que le salga mejor.

-        Según tu experiencia ¿Por qué es necesario contar con un productor? ¿Qué es lo que mejora con la presencia de ésa figura en el proceso, que no sería tal si no estuviera?

El primer punto, muy importante, es que el productor es una persona que mira el proyecto desde afuera. Eso es fundamental. Porque uno se enamora mucho de cosas que a veces…no están buenas. Desde el punto de vista del batero, por ejemplo, puede haber estado practicando un fill durante meses hasta que le salió, y lo quiere meter en un tema. Ahí el problema es que está pensando subjetivamente porque él es que quiere meter eso en el tema; no está pensando en función de la canción. Entonces viene el productor y le dice “Está todo bien, pero ese fill…no suena.” A mí me pasó y dije “Uh que culiado…Estoy haciendo un fill hace ochenta años, practicando hasta que lo pude meter, y ahora este loco me dice que no lo meta.” (Risas) Pero cuando ponés la mente en frío y escuchás te das cuenta que había una razón de ser de esa observación, entonces el tema realzó. Eso como primer punto.

Como segundo punto, el productor tiene en mente cómo va a sonar el disco. Por eso hay que tenerlo en cuenta. A mí me gusta hablar siempre con el productor el audio de la bata, porque entre los músicos a veces no se sabe lo que quieren. A veces el músico te dice “Quiero que la bata suene bien ‘Audioslave’, bien grande”, y después resulta que hablás con el productor y te dice “No, mirá…el plano de la bata es bien tranca, es una onda más vintage”. Entonces vos pensás “Uh pero no tiene nada que ver con lo que me pidió el otro loco.” El productor, ya sabe cómo tiene que sonar entonces imprime el sonido de esa forma desde la grabación. Es más fácil para un drum dr, guitar dr, o un técnico, porque ya sabe cómo tiene que laburar.

La otra cosa es que el productor te tira la posta. Te dice “Este tema está bueno, este no está bueno porque le falta tal cosa;” y a su vez es una oreja objetiva en la mezcla: el batero quiere que subas la bata, el violero que subas la viola, el cantante quiere la voz al palo….entonces es un quilombo. Si bien es una posibilidad ser tu propio productor (Y algunos lo hacen muy bien) tenés que apartarte un poco de esa posición egocentrista de “Yo soy mi productor, porque quiero que esto sea así, así, así…” Pará…aflojá chabón. Al fin y al cabo la gente te va a escuchar no te va a ver en ningún lado. Eso dejalo para tus amigos, hacete el pistola con alguien más, pero el disco laburalo de verdad.

Drum Dr. en estudios Sonorámica


-        Retomemos el caso de la industria. Yo tengo mi opinión formada al respecto pero quiero preguntártelo como se lo pregunte a los demás: Para vos ¿Hay industria o no hay industria acá?

Para mí sí hay industria, pero hay que seguir incentivándola. Es una “industria bebé”, que está dando sus primeros pasos. Es muy complejo saberlo de todas maneras; habría que definir en todo caso qué es la “Industria”: ¿Más radios apoyando a las bandas, más escenarios, más producciones…? Está considerado como un global de todo eso y más, pero como te digo hoy por hoy la industria está, pero es un nene chiquito que habla y dice un par de palabras pero todavía no es como en Buenos Aires, que tenés una industria parecida a un chabón de treinta años, en lo mejor de su vida. Acá todavía estamos ahí.

A nivel producción estamos ahí, se produce mucha música y muy buena. A la vez faltan lugares BUENOS para tocar, porque lugares verga…está lleno. Pero hay que ver quién tiene la responsabilidad. Seguramente la mayor le recae a los de arriba que ponen millones de trabas para habilitar un lugar y poder contar con instalaciones en condiciones. Hay tantos trámites que te sacan las ganas, y a su vez tenés que tener rentabilidad. Los lugares que abren y tienen la posibilidad de tener bandas, de algo tienen que vivir. Y algunas quejas de algunas bandas son entendibles, pero otras no tanto. Si no sos una banda conocida que hacés una publicación en Facebook y te van quinientas personas…los dos lados tienen que ponerse de acuerdo porque ambos tienen gastos. Por el lado de los lugares tienen que pagar alquiler, empleados, stock de birra, impuestos, servicios, etc. Las bandas también tienen que comer, salvar la inversión de los instrumentos, de su estudio, los ensayos, la sala, los insumos… Muchos nos paramos del lado de “la banda”. Pero hay que pararse de ambos lados, y también las bandas han sido víctimas de los vivos. Y con esto te doy un ejemplo:

Con los ‘Greets’ nunca fuimos una banda de chupar mucho (ya te vas a dar cuenta que tiene algo que ver), y en una oportunidad arreglamos para tocar en un lugar donde teníamos barra libre para pedir lo que quisiéramos. Pedíamos cuatro aguas y a lo mejor un trago. Hasta ahí todo bien. Un día llegamos y nos dijeron “A partir de ahora son dos tickets de tragos para cada uno y nada más”. Nosotros medio que nos sorprendimos, porque por ejemplo ahora el ticket ese valía por un agua entonces si te querías tomar dos aguas y un trago después, ya no podías.

Entonces preguntamos qué onda y nos contestaron “¿Sabés qué pasa? Una banda vino el otro día y (aprovechándose del arreglo) se tomaron TODO”. Se aprovecharon de la situación, fueron irresponsables, y, lógicamente, el lugar se puso la gorra. Hay que tener un poco de autocrítica y sentido común.

Por otro lado, tenés programas como por ejemplo “Disco es Cultura” donde tenés una metodología en la que presentás tu disco si salís elegido, y no tenés que poner un mango de nada. Te llevás las entradas. Está buenísimo. Suma mucho.
A la hora de producir Córdoba es complicado porque todavía no se ha generado público. Hay más gente criticando que público escuchando. Nosotros tampoco somos público. Nosotros mismos, dentro de la “industria musical” nos quejamos de que no hay gente que vaya a escuchar bandas en vivo, y nosotros tampoco vamos. Acá falta eso, y hay que empezar a cambiarlo.

Hay mucha competitividad. No parás nunca de escuchar cosas como: “Che te muestro una banda – No pero esta está mejor”; “No, pero la banda de mi amigo…”; “Esto está horrible”; etc, o que alguna radio que se copa en pasar temas de bandas de aca publique “tales bandas” y despues salen a los que no los nombraron a despotricar. No loco, pará la mano. Demosle rodaje a la cosa. Paremos con la competencia.

-        Hace un tiempo hablé con una prensa que venía de otro lado a laburar acá, y le refería bandas que me preguntaban a mí por un servicio como el de ella. Al tiempo me comentó “¿Sabés qué es lo que veo acá? Hablo con muchos productores y todo el mundo está pendiente de la banda que les compite en público, para ver cuándo le va mal y aprovecharse del momento.” Algo de razón tiene, y son conversaciones que todos saben que tienen y nadie lo acepta, menos en público. Por otro lado la prensa es un tema aparte para una entrevista entera, sobre el amiguismo y demás cuestiones polémicas.

Yo me cansé de que todos sean críticos. Estoy harto de “Escuché el nuevo disco de tal, está bueno PEEEERO…”. Está bueno o no está bueno y listo. Acá está todo el mundo viendo dónde el otro se equivoca para salir a matarlo. Si hay un disco alucinante al que no le pueden decir nada, se escucha “Está bueno, pero fíjate que antes…” tal cosa. Me parece malísimo tirar al bombo bandas de acá comparándolas con las de otros lados también, y lo mismo me pasa con las bandas soporte. Me puse muy contento cuando salió “Pésame” como soporte de “Iron Maiden”, como también me puse muy contento cuando “Hammer” tocó de soporte para “Black Sabbath”, porque son bandas que vienen hace mucho laburando. Eso está bueno. Cuando el soporte es alguien que lo merece. Hay que aplaudir eso, aunque no sean la banda que estabas pensando que podia o “debia ser”. Y eso a veces también hace ruido. A lo mejor tienen los contactos que vos no tenés, pero hay que aplaudirlo igual porque seguramente algo hacen bien para estar ahí.

-        Sí, no se gana demasiado criticando eso.

El problema con Buenos Aires, que siempre es la comparación, es que allá hay público y el público te sigue, aca no hay publico y tenes que andar mendigandolo.

-        Según mi experiencia algo importante que vi en contraste con las bandas de otros lados (A lo mejor por el hecho de tener una buena predisposición para portarse bien y poder volver, aunque no venga demasiado al caso) es que no hay prácticamente bandas que sean inflexibles. Incluso me ha pasado cuando me tocaba asistir en shows grandes, con gente que a lo mejor tiene “más licencias” para ser unos desagradables y sin embargo no lo son.

Acá no hay camaradería. Ese punto es crucial también, y me incluyo en esta crítica. Toca una banda que te invitó y no vas, o no querés pagar la entrada, y después nos quejamos de que no se cortan tickets, regateás el disco, y mil cosas más. Tenemos que ser más público.



Hasta acá la charla que mantuvimos con Matías, un colega de la industria que ha participado en una cantidad inmensa de discos como sesionista y Drum Dr. Si quieren ponerse en contacto con él pueden hacerlo a través de su Fan Page en:


Una vez más, tengo que agradecer la oportunidad que me ha dado éste formato de “Producir en Córdoba” de poder juntarme a charlar de lo que amamos y de lo que es necesario que se sepa. Nuestro lado en el global de las cosas dentro de la música.

Todas las opiniones son respetadas, porque todos tenemos diferentes visiones sobre el arte y el modo en que debe llevarse a cabo como una industria generadora de trabajo y que es, al fin y al cabo, el elemento que le da una paleta de colores maravillosos a nuestro rubro: Nuestro rol como técnicos, ingenieros, productores, que muchas veces sacamos proyectos adelante, intentando elevar el standard de calidad de las producciones del interior, trazando puentes de camaradería y cooperativismo en pos de generar una cultura más integral, más profesional, más consciente, más constructiva, más interesante, más importante.


¡Hasta la próxima edición, muchas gracias!

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